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Maduro y la implosión social

Implosión y explosión son fenómenos distintos. Lo primero significa romperse hacia adentro, desgarrarse de raíz; lo segundo es una rotura violenta hacia fuera, también destructiva de la realidad previamente contenida. El tema es pertinente por el llamado de Maduro a impulsar un “estallido social” –es decir, una explosión socio-política, en el caso de que la oposición gane las votaciones parlamentarias.

No se sabe la verdadera disposición de esas amenazas que, por lo demás, no son nuevas en la retórica oficialista de carácter pre-comicial, tanto con el predecesor como con el sucesor. Amenazas que en sí mismas, desde luego, son una violación brutal a gran parte de los derechos y garantías consagrados en el pergamino de la Constitución. Pero lo que sí se debería saber, es que Venezuela ya padece un proceso de implosión, de romperse hacia adentro y de raíz, en lo económico, lo social, lo político.

Las explosiones suelen ser más notorias que las implosiones, al menos en el dominio de las crisis nacionales. Aquéllas pueden ser súbitas, impetuosas, avasallantes, de una violencia incontenible, imposibles de no ser reconocidas de inmediato, y de infundir un terror generalizado en la población. Éstas pueden ser progresivas, paso a paso, con resultados igualmente desastrosos pero acaso más distanciados en el tiempo. En ese caso, la implosión de un país puede darse sin que una parte del país se de cuenta. Y ese es el caso de Venezuela bajo el dominio de la hegemonía que la despotiza y depreda.

Por ejemplo, en estos días unos expertos señalaron que los niveles de pobreza del presente son iguales a los de 1999, cuando el predecesor empezó su primer gobierno. El señalamiento, obviamente, es una crítica al desempeño gubernativo de estos largos años que malbarataron la oportunidad histórica de la gran bonanza petrolera del siglo XXI. Algunos dirigentes políticos de oposición se hicieron eco de lo señalado por los expertos. Pero el referido señalamiento no refleja la realidad en su dimensión más dramática: la dimensión de la implosión.

¿Por qué? Pues porque lo importante no es sólo el dato estadístico del 42% de pobreza –medida por ingresos, o del 21% de pobreza, –medida por necesidades básicas insatisfechas, que registraba la información oficial y confiable de entonces. También es esencial que entonces la violencia en Venezuela era una fracción de la que es ahora, y que no había la estrechez brutal de la escasez, el desabastecimiento y la carestía incontrolable.

En 1999, Venezuela era un país en crisis, no hay duda de ello –el precio mundial del petróleo no superaba los 10 dólares– pero tenía abiertas las posibilidades para superarla. En el 2015, Venezuela es un país implosionado, roto por dentro, desgarrado de raíz, o qué otra cosa se puede afirmar de un país que pasa de 4.500 muertes violentas a más de 25.000, o de un país plenamente abastecido a uno con tan gravosas carencias de alimentos y medicinas que ya entra en los terrenos de la crisis humanitaria.

No. La pobreza de hoy no es igual a la pobreza de entonces. Es mucho pero mucho peor, porque es una pobreza con la violencia multiplicada y con escasez material de todo. Es la pobreza de un país en implosión. Y esta consideración referida a la pobreza, es aplicable a cualquier otra categoría o renglón de la vida venezolana. No se puede entender la Venezuela del presente a través de comparaciones descontextualizadas con la Venezuela del pasado. Y ese contexto central es la implosión política, económica y social que ha padecido el país en los tiempos de la llamada “revolución”.

¿Vendrá una explosión social, por sí misma o agitada por la hegemonía como concreción de las amenazas de Maduro y los suyos? Cualquier respuesta pertenecería al campo de las elucubraciones. Pero al campo de los hechos y evidencias pertenece la implosión continuada que ha venido destruyendo a nuestro país. Y todo esto hay que decirlo y repetirlo –aun a costa de incurrir en “negatividad”– porque la esperanza no se construye negando la realidad, sino aceptándola para poderla cambiar.

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Un comentario

  1. Es casi que imposible pensar que el país pueda salir de esta crisis abismal cuando lo que se observa es su profundización. Hasta de seguro estarán observando el caso griego para ver qué se aprende para cuando llegue el momento de nuestro propio impago. Lo interesante es que es dentro del mismo chavismo en donde se están produciendo reacciones apremiantes para ponerlo freno al desastre, solo que estos sectores consideran que la solución radica en ir a una profundización de la ´´revolución´´, con lo que si pudiesen estar contribuyendo a la mencionada ´´implosión´´. Quizás el problema radique en que estas organizaciones son pequeñas y apenas han alcanzado un nivel de desarrollo muy limitado y su propuesta es profundizar el legado del ex Caudillo, es el caso de Marea Socialista y Redes (?), pero así se pensaba de Podemos años atrás hasta que logró emerger como una alternativa viable en el escenario político español. Otros creen que son meras extensiones del PSUV con fines inconfesables, pero no pareciera.

    El problema radica en la poca capacidad de respuesta por parte de ese variopinto conglomerado de la derecha que juega con las reglas del régimen y hasta cree en el ´´dialogo´´ cuando lo que se aspira por parte del mismo es la ´´rendición incondicional´´. Una vieja aspiración del ex presidente Chávez que nunca se llegó a concretar y que tampoco se materializará con el presidente Maduro. Y si nos apuran en algo, lo cierto es que el gobierno tiene en sus manos los instrumentos para ganar las parlamentarias pese a que la mayoría de los votos lleguen a ser opositores. No es una ´´trampa´´, es que el modelo electoral está hecho para producir ese resultado. No es ético pero es absolutamente legal.

    Cuesta entender por nuestra parte algo que resulta mas que evidente. El régimen está dispuesto a gobernar sobre las cenizas del país y cree poder controlar cualquier ´´incendio´´ que se presente. Y es que de hecho ya hemos involucionado a estadios primitivos en cuanto a calidad de vida y desarrollo institucional. Ya somos parte de la ´´cola´´ del mundo y hasta países como Colombia, Bolivia, Perú y otros mas, lucen como ´´potencias mundiales´´ frente a la pobreza y el atraso en el que hemos caído. Lo cierto es que salvo excepciones vivimos de ´´recule en recule´´, nadie se atreve a ir a otros tipos de confrontaciones mas directas y contundentes. Y es que en todo caso el gobierno apelaría a distribuir sus ´´raciones de guerra´´ para ese sector de la población que lo apoya, sacrificando el resto del país. De hecho ya lo está practicando y aún así resulta mas que insuficiente. Quienes piensen que en la presente realidad la salida es ´´pacífica, electoral y democrática´´, no han comprendido la verdadera naturaleza del enemigo. Mientras tanto, seguiremos viendo a algún ´´asesino serial´´ descuartizando gente y matando a todos los espalderos de todos los altos funcionarios del gobierno como lo mas normal del mundo… ¡ Y aquí no pasa nada !.

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