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Maduro no es Allende (ni el PSUV es la UP)

Con insistencia el gobernante Nicolás Maduro ha venido comparando su declive político con la situación vivida por el presidente Salvador Allende durante los últimos días de la Unidad Popular. Analogía que, como toda analogía, es falsa. Maduro, evidentemente, intenta acaparar para sí por lo menos una parte de la mitología que aún rodea a la tragedia que culminó en Chile en 1973. Sin embargo, los procesos experimentados en ambos países no pueden ser más diferentes.

¿Cómo comparar un gobierno legítimo que duró solo tres años con la existencia de un sistema de dominación política que ya lleva más de 15 años en el poder?

¿Cómo comparar a la UP, una amplísima coalición de partidos políticos -donde tenían cabida  marxistas, socialdemócratas, cristianos e independientes- con el PSUV, partido-Estado, vertical y autocrático, donde solo caben quienes juran lealtades indeclinables a un mito histórico?

La UP pudo haber cometido errores, pero nunca dejó de ser un frente político amplio y democrático. El presidente Allende nunca tuvo la totalitaria idea de fundar un Partido Único. Basta solo ver las fotografías del periodo. Las banderas de la UP eran multicolores y plurales. El PSUV es uniforme, aburrido, rojo. Rojo hasta el hastío.

¿Cómo comparar la situación internacional que acosaba al Presidente Allende con los largos años de bonanza petrolera vividos por la economía venezolana bajo Chávez y Maduro?

Allende, no se puede olvidar, fue una víctima de la Guerra Fría y de la política de bloques. Hoy no hay Guerra Fría ni hay política de bloques. Todo lo contrario. Incluso el gobierno de EE UU ha extendido la mano a Cuba. Ya  hubiera querido tener Allende un espectro político internacional tan favorable como el que hoy goza Maduro.

¿Cómo comparar el descrédito que según todas las encuestas ha llevado a la popularidad de Maduro a los suelos con un gobierno como el de Allende que siempre mantuvo una alta cuota de popularidad? ¿Con un gobierno que siempre estuvo dispuesto a dialogar con sus contradictores bajo la presencia de la Iglesia Católica, la misma que hoy es agredida por el gobierno de Maduro?

¿Cómo comparar un periodo como el de Allende en el cual los tres poderes del Estado no solo mantuvieron su autonomía sino además se prestaron, como el Poder Judicial, al juego de la oposición? ¿No sabe acaso Maduro que la justicia en Venezuela es chavista y nada más?

El gobierno de Allende era formal y objetivamente hablando, democrático. Podemos discutir en ese sentido si el de Maduro es una dictadura o no. Pero democrático no es. Incluso el estilo político de ambos gobernantes es opuesto. Por ejemplo, no recuerdo  haber escuchado de Allende un solo insulto en contra de la oposición ¿Podríamos decir lo mismo de Maduro?

Además, Allende no mentía, jamás inventó magnicidios o cosas parecidas. Seguro, se equivocaba, y algunas de sus equivocaciones fueron fatales, pero no mentía ¿Podríamos decir lo mismo de Maduro?

Y lo más importante de todo: El gobierno de Allende fue derrocado por un golpe militar que instauró un gobierno militar. El gobierno de Maduro, en cambio, es un gobierno militar.

Si hubiera militares golpistas en Venezuela estos serían auto-golpistas, pues los golpistas y los militares ya están en el gobierno. Más todavía, de los gobiernos latinoamericanos el de Maduro no solo es el más militar sino, además, el más militarizado. Con esto no se quiere decir que el de Maduro sea igual al gobierno de Pinochet. Nada es igual a nada. Pero si hablamos en términos aproximados, por su composición orgánica, por el alto grado de represión que ejerce y, no por último, por el estilo incivilizado que practican los militares (¡Con el mazo dando!)  el gobierno de Maduro se aproxima más al de Pinochet que al de Allende.

En breve, el gobierno de Maduro tiene que ver con el gobierno de Allende tanto como un pez con una bicicleta. Es decir, nada. Absolutamente nada.

Probablemente Maduro intenta referirse a las protestas de la población, la que cansada de las largas colas sale a la calle a demostrar con cacerolas vacías. Semejanzas que solo son visuales. El desabastecimiento en Chile fue, al igual que en Venezuela, provocado por una mala política económica. Pero también fue inducido por un sector empresarial abiertamente contrario al gobierno. En Venezuela, en cambio, todos los productos que escasean provienen del área económica controlada por el Estado. Y en cuanto a las cacerolas, todo el mundo sabe que no solo fueron usadas en contra de Allende sino también en contra de Pinochet. Llegaron a ser, igual que hoy en Venezuela, un símbolo de la resistencia popular.

Maduro se refiere a la oposición de su país como a la “derecha fascista”. Pero cualquiera persona medianamente informada sabe que la línea de los principales partidos de la MUD puede definirse como de centro y de centro-izquierda. Cinco partidos de la oposición son miembros activos de la Internacional Socialista. Los principales líderes de la oposición, Capriles y López, así como el secretario ejecutivo de la MUD, Chúo Torrealba, mantienen un discurso abiertamente socialdemócrata. Y bien, esa oposición predominantemente de izquierda no tiene nada que ver con lo que fue la oposición de la derecha chilena, organizada alrededor de poderosos gremios comerciales, industriales, profesionales e incluso sindicales (todo eso brilla en Venezuela por su ausencia). Si Maduro anda buscando una “derecha fascista”, haría bien en mirar a su alrededor. Pero hoy no vamos a hablar de Diosdado Cabello.

En fin, si la MUD se parece a algún producto político “made in Chile”, es a la ex Concertación, surgida poco antes del fin de la dictadura. Pues en la MUD, como ayer en la Concertación, no está representada ninguna tendencia golpista ni militarista. Ojalá se pudiera decir lo mismo del gobierno venezolano.

No, ni Maduro es Allende (le falta todo para serlo), ni el PSUV es la UP, ni Venezuela es Chile. Maduro, como ha llegado a ser su costumbre, falsifica a la verdad.

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Un comentario

  1. Comparto la mayor parte del artículo, y aplaudo la autocrítica que pocos chilenos y de otras nacionalidades que apoyaron a la Unidad Popular son capaces de hacer. Son muy raros los casos de quienes reconocen errores y excesos, hay unos encandilados que mantienen el culto a Fidel intacto, luego de 56 años de represión y miseria casi equitativamente repartida en la isla sometida por la dinastía castrista.
    Me encanta que llamen al viajero alegre y ninguneado “el gobernante Nicolás Maduro”, pues en sentido estricto jamás ha sido Presidente. Cuando mucho, jefe de una fracción, al frente aparente de un Régimen.
    Yo necesitaría explicación de esta afirmación: “Analogía que, como toda analogía, es falsa”. ¿No hay Analogías verdaderas y válidas?
    Contundentes estas dos conclusiones: “el gobierno de Maduro se aproxima más al de Pinochet que al de Allende” y “Si Maduro anda buscando una “derecha fascista”, haría bien en mirar a su alrededor. Pero hoy no vamos a hablar de Diosdado Cabello”. ¡ Chapeau !!
    Otra diferencia importante; Allende era chileno de nacimiento, y tenía una larga experiencia -política y gobernante- previa a su presidencia; fue Senador ELECTO y Ministro capacitado. Maduro NO nació en Venezuela y es agente del castrismo, habiendo recibido su caletre básico de dogma estalinista en La Habana, de donde recibe sus directrices, tercas y obtusas. Tampoco tuvo experiencias previas ajenas al nombramiento A DEDO como Canciller (“Portugal es vecino de Venezuela”) y como príncipe heredero de la corona chavista (ni siquiera consultaron a la presunta base del chavismo, y eso que la denominan “participativa y protagónica”).

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