Luchadores sociales vs. Bufones
Hace unos años, Venezuela recibió la visita del jefe principal de un partido europeo de extrema izquierda, de los que prestan un apoyo propagandístico incondicional al chavismo y, por ello, reciben muestras de generosidad desde acá. El visitante mencionado, después de cumplir compromisos con la dirigencia del oficialismo, se reunió informalmente con el embajador de su país (viejo amigo personal) y algunos otros de sus compatriotas. Al final de una cena seguida de alguna copa de “schnaps”, el visitante djjo –palabras más, palabras menos- lo siguiente:
“En la Izquierda…tenemos clara conciencia de que apoyamos al chavismo por razones de solidaridad ideológica obligante y de conveniencia política, pero sabemos que no es un movimiento serio sino que es medio bufón. El dirigente realmente progresista del ALBA, a quien de verdad respetamos, no es Chávez sino Evo Morales.”
En aquella época, las palabras del izquierdista radical europeo sorprendieron a algunos, ya que Evo hablaba un lenguaje tan extremista como el de su mecenas y presunto mentor venezolano (y todavía hoy se le escapan disparates verbales como el de “acabar con el capitalismo, ya”). Sin embargo, Evo Morales siempre ha hablado de una manera pero actuado de otra. Durante breve tiempo siguió una estrategia de amedrentamiento de los sectores conservadores y liberales, pero muy pronto dio a entender a sus adversarios políticos (así como a los intereses sub-imperiales brasileños y transnacionales del norte) que él y su partido tenían una visión dialécticamente clara y básicamente democrática de la transformación progresista que impulsan. A pesar de discursos socialistas radicales, Evo Morales y el partido MAS han tomado la vía de una socialdemocracia reformista aunque enérgica y consecuente. El marco del desarrollo económico boliviano hoy en día es claramente el de un capitalismo nacional, democrático y acompañado de una vigorosa política de inclusión y equidad social, pero respetuoso de la propiedad privada de los medios de producción y de la libre empresa nacional y extranjera. La economía boliviana crece y se diversifica, coexiste el optimismo empresarial con el de trabajadores, campesinos y capas medias, y a pesar de la descentralización derivada del pluriculturalismo, el territorio nacional de Bolivia se encuentra bien articulado y con buenas condiciones de seguridad.
Mientras en el gobierno de Venezuela crece de día en día la insensatez extremista de palabras y actos, Bolivia bajo la conducción progresista constructiva de Evo Morales (reelecto por el 60% de los votos) avanza exitosamente por el sendero de una economía mixta con libertad democrático y claras metas socialdemócratas, que ya la ubican en la buena y recomendable de las “dos izquierdistas” que compiten por la primacía en América Latina y el mundo.
