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¡Los caminos de las negociaciones climáticas son inescrutables!

(¡O de cómo los estados detendrán el aumento de la temperatura en la superficie de la tierra, antes de llegar a 20C, por arte de magia!)

Acabo de participar, del 1 al 11 de junio, en la Conferencia de Bonn de la UNFCCC (la Convención Climática). Lo he hecho en una delegación de la Universidad Politécnica de Cataluña que es una organización observadora de la UNFCCC desde el año 2009 (el año del fracaso de Copenhague).

Hoy necesito hablar -quisiera escribir y dejar escrita- de mi valoración muy personal (por lo tanto, muy en caliente -escrita desde pocas horas después de haberse terminado la conferencia, el pasado jueves 11 de junio a las 17h, hasta ayer domingo 14 de junio-, pero no en representación de nadie más que de mí mismo) de cómo están evolucionando las negociaciones. El título/s de este artículo de hoy intenta, de entrada, resumir mi perplejidad ante la capacidad de los seres humanos de liarlo todo hasta extremos paradójicos. ¡Manos a la obra pues!

¿Hacia dónde intentamos ir? ¡Hacia París! ¡Y para la aprobación de un acuerdo!

Es bien sabido que vamos hacia París donde, desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre, se debería aprobar un nuevo acuerdo, en el marco de la convención climática (UNFCCC), sobre cómo luchar contra el cambio climático que se nos viene encima, como resultado de la modificación del funcionamiento de fenomenologías esenciales de la naturaleza terrestre; modificación debida a las maneras como se ha desarrollado la revolución industrial y el sistema económico capitalista en los dos últimos siglos, pero que justamente -que nadie se engañe- está viviendo su máxima intensidad «modificadora» del clima en la tierra, en estos primeros años del siglo 21.

Vamos hacia Paris 2015 (en la reunión de la COP21 de la UNFCCC) porque así se aprobó en Durban, en 2011 (en la reunión de la COP17), sin definir sin embargo la naturaleza jurídica del tipo de acuerdo que se tomaría este año 2015 para entrar en vigor en 2020. Esta sigue siendo una de las grandes incógnitas que nadie en el proceso de negociación parecía demasiado interesado en resolver.

En este sentido, la única luz pero no pequeña, ni mucho menos, que soy capaz de ver que se ha encendido estos días en Bonn es que quizás ya se empieza a visualizar lo que podría ser el acuerdo de París. Lo comentaré pues más adelante y con detalle.

¿Y cómo lo venimos haciendo? ¿Cómo vamos caminando? ¡O sobre el texto de negociación de Ginebra!

Se han dedicado bastante más de tres años a hablar en horas y horas de reuniones que es difícil valorar si realmente eran necesarias y, sobre todo, si han sido útiles. Algunas en las que yo he podido estar presente y seguir directamente han sido muchas veces, como mínimo, bien surrealistas.

Han sido años y reuniones con la resaca de Copenhague muy presente y donde lo que parecía y ha sido más importante eran las maneras con las que se trabajaba y se quería trabajar: siempre de abajo hacia arriba, de forma totalmente transparente e inclusiva de todas las partes de la convención (es decir, de todos los estados partes de la UNFCCC) que, por ejemplo, ha implicado e implica en la práctica que, como hay estados y/o delegaciones pequeñas, no puede haber reuniones importantes relacionadas en una misma franja temporal. Los co chairs y los co facilitadores de las reuniones no están autorizados ni a hacer propuestas como tales, ni a reunirse con estados o grupos de estados concretos, ni a crear subgrupos de trabajo específicos para temas especialmente complejos o sensibles, etc. para identificar posibles puntos de consenso. Todo, absolutamente todo, se ha de decidir y se decide en plenarios. Habría que recordar aquí, tal vez, que ¡no decidir, sin embargo, también es decidir!

Se ha trabajado y se trabaja pues con una desconfianza manifiesta -fruto, insisto, de cómo fue Copenhague- de unas partes respecto a las otras. Muy incrementada en este caso –esta desconfianza- debido a que el Grupo de los 77 y China tiene, ante este gran desafío de la humanidad, posiciones muy contradictorias que, muchas veces, le impiden hacer el papel que históricamente ha hecho durante muchos años en las NNUU, y que es negociar de forma agregada con y ante los países desarrollados. Los intereses del BRICS que, excepto Rusia, son miembros del G77 y China, tienen poco que ver, en general, con los intereses, por ejemplo, de los países menos desarrollados, los países africanos, etc. que también son miembros del G77. Actualmente pues, y como mínimo en este gran tema, en el G77 y China los países no están unidos en positivo, sino más bien, en cambio, más que nunca -y en este sentido sin embargo cargados de mucha razón- de los países desarrollados.

Pero toda esta dinámica debía romperse de alguna manera (que no pude vivir personalmente) en la medida en que ya estábamos en el 2015 y “lo más caliente estaba en el fregadero”. Fue en la reunión del pasado febrero en Ginebra donde se llegó a una especie de texto, que se llamó y se llama texto de negociación («Negotiating text») y que, y esto es destacable hoy, en el último plenario del pasado jueves 11 de junio de la última Conferencia de Bonn se ratificaba, otra vez, como el único texto de referencia común hasta el mismo Paris. Textualmente se ha aprobado que:

«The Geneva Negotiating Text (GNT), as contained in document FCCC / ADP / 2015/1, is the only official document before the ADP until it is withdrawn by Parties at COP-21.»

Por cierto, el lector interesado puede encontrar este texto GNT, también en castellano, en:

http://unfccc.int/documentation/documents/advanced_search/items/6911.php?priref=600008407#beg

¿Porque sigue y, sobre todo, seguirá siendo tan importante el «Negotiating text» de Ginebra?

Sí, ¿porque seguirá siendo tan importante el texto de Ginebra después de este último Bonn? Pues porque en definitiva es el único punto de partida que siguen aceptando todas las partes.

A pesar de que, en cambio, precisamente estos días en Bonn ha quedado más claro que nunca que no es un documento con ningún mínimo nivel de coherencia interna y que, por lo tanto, sea válido -sirva- para poder hacer la negociación que toca y es necesario realizar ya.

Por el contrario, el texto de Ginebra es un tipo de mezcla extraña de textos diversos, construido a partir de todos los textos que los estados partes quisieron poner, o fueron capaces de poner en él mismo, para que sus posiciones individuales y/o de grupos estuvieran dentro y, por lo tanto, entraran si o si en las negociaciones futuras. Así, uno puede encontrarse no con una sino con decenas y decenas de posiciones antagónicas que, precisamente, reflejan, en este sentido perfectamente, las grandes diferencias con las que los diferentes estados y/o grupos de estados del mundo querrían afrontar el problema. Nadie renunciará, de entrada, a un texto donde están sus posiciones: las de todos pero sobre todo las de cada uno de los estados partes.

¿Cómo se desarrolló y cómo fue la primera semana de negociaciones de la última Conferencia de la UNFCCC en Bonn (del 1 al 6 de junio)?

La metodología propuesta por los co chairs del ADP (recuerde el lector que estas son las siglas del grupo de trabajo creado en Durban -del que son miembros todos los estados partes de la convención climática- para, precisamente, llevar adelante la Plataforma de Durban -la actual hoja de ruta- que debería dar como resultado final el acuerdo de París 2015) fue la de intentar racionalizar (hacer un «streamlining», se dijo) el texto; en palabras más diáfanas se pretendía, en teoría, que antes de negociar se borraran textos esencialmente duplicados, o que aparecían en más de un lugar del mismo texto de Ginebra, y se intentara decidir en qué lugar deberían quedar. Haciendo esto, en teoría, el texto debería haberse reducido mucho y, además, debería haber quedado en una forma mucho más apta para una negociación.

¡Un infierno! Todo el mundo quejándose de que aquello no servía para nada, como de hecho ocurría manifiestamente, y que porque no se pasaba a negociar; cosa que tampoco era posible porque la verdad es que, tal como está el texto de Ginebra, es innegociable porque, vuelvo a insistir en ello, es un gran galimatías que requería de medios audiovisuales e intelectuales multidimensionales -y quizás “macro cuánticos”- para poder ser, mínimamente, trabajado en alguna dirección.

Este ambiente desesperado y exasperado se prolongó durante toda la primera semana en Bonn y los ánimos se iban alterando sensiblemente. Los comentaristas interiores hablaban de que no había «paz» a las «negociaciones». ¡Obviamente, algo esencial para poder negociar!

La racionalización pretendida y que los co facilitadores de los grupos de trabajo, correspondientes a las grandes supuestas partes del documento, intentaban llevar a cabo siguiendo las directrices de los co chairs, conseguía –al final de toda la conferencia- reducir en poco más de 10 páginas un documento -el de Ginebra- que tiene unas 100. De hecho, sólo se había borrado lo que ya no interesaba a nadie que estuviera. ¡Pero sobre todo no se había logrado, ni mucho menos, dejar el texto en una forma negociable de verdad!

La «stocktaking (brainstorming)» reunión del lunes 8 por la mañana y el co chair norteamericano como gran encantador de serpientes

El lunes 8 de junio se convocaba reunión plenaria de todo el ADP 2.9.

(Por cierto, la numeración de las reuniones de la ADP es un detalle que aún no he conseguido entender del todo y del que, naturalmente, el lector puede obviar perfectamente mi siguiente contabilidad: durante el 2012 fueron las primeras sesiones del ADP 2.1; durante gran parte de 2013 hubo las sesiones del ADP 2.2; en la COP de Varsovia del 2013 fue la sesión del ADP 2.3; durante la primera parte de 2014 hubo las sesiones del ADP 2.4 que, en la reunión de Bonn de hace exactamente un año, pasó a ser la ADP 2.5; a finales del 2014 fue la sesión ADP 2.6; en la COP de Lima de 2014 se tuvo la sesión 2.7; la muy importante reunión de Ginebra de febrero de 2015 del ADP fue la 2.8, la de Bonn que acabamos de terminar ha sido la 2.9, y la próxima que será en Bonn durante la primera semana de septiembre será la ADP 2.10; pero ¡ay!, el lector debe saber que muchas de estas sesiones han tenido más de una reunión; qué dispendio de energía tan ineficiente; no es de extrañar que, también desde este punto de vista, el cambio climático sea cada vez más real).

Volviendo a la reunión clave del plenario del lunes 8 de junio, después de muchas intervenciones de muchos de los estados haciendo patente la frustración por una semana pérdida, se produjo una especie de milagro. Por primera vez se alzaban voces, y voces que resonaban en otras voces quizás más sorprendentes aún, que pedían a los co chairs y a los co facilitadores que fueran ellos que hicieran la racionalización y pusieran el texto en forma que fuera, como mínimo, ¡negociable!

Tras los bastantes más de tres años de «todo de abajo arriba» todo el mundo terminaba pidiendo, agotado, un primer toque, un primer movimiento, «de arriba hacia abajo». Nunca se sabrá si el trabajo de la semana anterior se organizó de la forma en que se organizó para, precisamente, conseguir este final. Yo apostaría que sí; ¡pero nunca sabré si he ganado o perdido la apuesta!

Y, en este contexto tan particular y peculiar, el co chair americano – Mr. Dan Reifsnyder- se puso todo el plenario en el bolsillo. Increíble pero cierto. Inteligente, hábil, empático, riguroso, enérgico pero a la vez suave y encantador, etc. consiguió el encargo que seguro que quería recibir y convenció a todos de que lo que él haría sería sólo una herramienta (unas herramientas) al servicio de la negociación. «Nosotros proponemos, ustedes disponen» llegó a decir en la misma dirección en el plenario de clausura del jueves 11, con un punto de pasión que enamoraba a las partes y las rendía a sus «encantos». Para un enamorado, como un servidor, de las «artes políticas» fue todo un placer vivir una actuación de tanto nivel (porque no reconocerlo).

Así pues, después de las reuniones plenarias del lunes 8 y el jueves 11 de Junio ​​de 2015 en Bonn, aparecerán nuevos textos que serán considerados «no documentos» (las artes de las negociaciones multilaterales a toda marcha) y que sólo jugarán, en teoría, un papel técnico para ayudar a la negociación del texto de Ginebra; ¡siempre y hasta el final, recordemos, del texto de Ginebra! En la práctica sin embargo, y naturalmente, el texto de Ginebra irá desapareciendo de la primera fila de la negociación.

¡Y de cómo el mago norteamericano se sacó el acuerdo de París de bolsillo!

Pero Mr. Dan Reifsnyder no se quedó contento con todo esto y aprovechó que todo le salía bien para dar dos pasos en uno y re posicionar el proceso hacia donde me parece que alguien pretende llevarlo. Y ese alguien no soy capaz exactamente de precisar quien es; pero existe ese alguien, estoy seguro (otra apuesta que nunca sabré si he ganado o perdido); y ese alguien ha conseguido ya la hegemonía para el proceso final de negociación hasta el propio Paris.

La argumentación fue, esencialmente, la siguiente: en la medida que no habría tiempo de tener las nuevas herramientas a punto para la corta segunda semana que quedaba por delante, propuso (medio propuso … y no todo el mundo lo hizo … pero también se introdujo ya en el proceso de formas variadas e intermitentes y nada despreciables …) hacer un ejercicio en el que, y siempre a partir del texto de Ginebra (naturalmente «nuestro querido» co chair no tiene ni “un pelo de burro” y siempre se cuida de referirlo todo al tan mencionado texto), se intentara separar lo que podría formar parte de un acuerdo de Paris y lo que no, y que, entonces, debería ser aprobado como decisiones más normales o habituales o estándares de la COP 21 y siguientes (¡habrá vida para la UNFCCC después de Paris!).

No me lo podía creer … qué habilidad política tan especial … habiendo conseguido ponerse el plenario en el bolsillo y haciendo un uso muy moderado pero muy eficiente del poder que estaba adquiriendo, va, e incluso se atreve a dar el segundo gran gol en/de las negociaciones …

En el plenario de clausura lo concretó más (está claro que día a día se sentía más fuerte y se veía capacitado ya para ir más adelante). En un acuerdo de Paris puede haber una parte de texto que hable de los temas de financiación pero, en cambio, no pueden salir cantidades concretas que, naturalmente, tienen que irse decidiendo y revisando en el tiempo, a través de sucesivas decisiones de la COP.

Me permitirá el lector que yo me lo imagine al nivel del tema de la mitigación de emisiones (¡manías personales, si quieren!). En el acuerdo de París volveremos a aprobar que la temperatura en la superficie de la tierra no aumentará más de 2oC; en cambio, como ha de lograrse ello es algo que no puede estar en el acuerdo sino en decisiones de la COP que se revisen, por ejemplo, cada 5 años (esto suena mucho en las negociaciones) en función de la evolución, por ejemplo, de las nuevas posibilidades tecnológicas.

Siguiendo con el tema del acuerdo versus decisiones normales de la COP, creo que se puede afirmar rotundamente que si bien la reunión de Bonn habría sido, a primera vista, un total fracaso, mi valoración muy personal es que lo que ha pasado en Bonn es extremadamente significativo y abre, en mi opinión, la única posible puerta metodológica para que haya un acuerdo de París. ¡Ya se verá! Pero el resultado de Bonn ha sido y es altamente importante y nada menospreciable, al contrario.

¡En resumen!

Volvería a insistir primero en que: sí, es cierto, Bonn Junio ​​2015 ha sido un gran fracaso y una gran pérdida de tiempo; pero cuidado que puede haber tenido resultados trascendentales, y no casuales ni nada menores, en relación al final del proceso hacia París. Creo sinceramente que había que pasar por este callejón sin salida, para que los modos habituales de las negociaciones multilaterales volvieran a su orden habitual, y valga la redundancia; así se lo debía proponer y así lo consiguió el co chair norteamericano.

Y añadiría que, en mi opinión y después de haber vivido este Bonn Junio ​​2015, nadie parece querer permitir que no haya acuerdo de París. No tengo claro si esto será así o no. Son tantos y tan importantes los escollos que creo, sinceramente, que no hay apuesta posible. Lo que en cambio tengo claro, desgraciadamente, es que si lo hay -acuerdo de París- no servirá prácticamente de nada. Recuerde o revise el lector mi interpretación imaginada –en el apartado anterior a este mismo- lo que puede ser el acuerdo de París con respecto al tema, evidentemente central, de la mitigación.

En otras palabras y desde otros puntos de mira: mi conclusión principal (que tampoco es realmente nueva) es que los siete grandes estados o grupos de estados (China, EEUU, UE, India, Rusia, Japón y Canadá) principalmente responsables de las actuales emisiones a la atmósfera, de hecho, no tienen ningún interés -se ven incapaces de hacerlo si se quiere ser más condescendiente- en detenerlas. Pero, a pesar de ello, son conscientes de que la humanidad quizás no aceptaría otra manifiesta incapacidad de tomar decisiones, ante un tema que empieza a preocuparle ya muy significativa y emocionalmente a muy amplias capas de la población mundial y, por lo tanto, yo creo que se hará lo posible y lo imposible para salvar los muebles.

Pero siguiendo la línea interpretativa del camino que ha conseguido poner en marcha el co chair estadounidense, también me queda claro que el acuerdo no será, ni mucho menos, lo que se necesita y que, al final, el segundo titular de este artículo de hoy me parece muy probablemente bastante descriptivo, desgraciadamente, de lo que realmente acabará pasando. Barcelona 14 de junio de 2015

Notas finales:

  1. El texto aprobado (explícitamente y muy significativamente aprobado) en el plenario final del jueves 11 en Bonn lo pueden encontrar (y es bien corto … pero tiene una densidad de matices que dan para bastantes tesis doctorales …) en:

http://unfccc.int/files/bodies/awg/application/pdf/way_forward_11_june_-_edits_1026am.pdf

  1. Los dos actuales co chairs fueron escogidos en la pasada COP de Lima 2,014

«At the 14th plenary meeting on Saturday, 13 December 2014, Mr. Ahmed Djoghlaf and Mr. Daniel Reifsnyder were elected by acclamation as the new Co-Chairs of the ADP, and Ms. Yang Liu as the Rapporteur, to serve until the conclusion of the ADP session to be held in conjunction with COP 21 in 2015».

  1. El eslabón perdido (¿o no?): Hay un tema o línea de trabajo que está incluido en la Plataforma de Durban que está descontrolado. Se trata del llamado «Workstream2» y «obliga» a trabajar para la más amplia acción posible contra el cambio climático en el periodo que va desde el 2013 hasta el 2020. ¿Por qué este período? Pues porque en 2013 ya se había terminado el primer período de compromisos del Protocolo de Kioto y el futurible acuerdo de París no entraría en vigor, si se aprueba, hasta 2020.

Desde un punto de vista estructural (los co chairs, el secretariado de la UNFCCC, etc.), nadie está trabajando en esta línea porque se prioriza el trabajo en relación al acuerdo de Paris (o por lo menos así se puede suponer). Sin embargo, sobre todo desde el BRICS, esta es una línea de trabajo que les sirve para hacer un claro chantaje en relación al acuerdo de Paris: si los países desarrollados no actúan con mucha intensidad, firmeza y acción durante este período 2013-2020, ellos no se sentirán obligados a comprometer su actuación del 2020 en adelante.

¡Ay! Esta fue, de hecho, una de las piedras en el zapato que llevó en el fondo, en una parte muy importante, al fracaso de Copenhague. Nadie debería olvidarlo.

*Profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya, UPC . Responsable del Grupo de Gobernanza del Cambio Climático, GGCC, del Grupo Singular de Investigación de la UPC en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo, STH

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