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Libertad para los presos políticos de Venezuela

Costa Rica y Venezuela, históricamente, han sido dos países profundamente hermanos. Durante las largas y dolorosas dictaduras venezolanas, nuestro país ha sido tierra de libertad y exilio para los perseguidos políticos de ese país.

Aquí encontraron abrigo y refugio líderes de la talla de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi, que llegaron a la Primera Magistratura de Venezuela. Pero también Manuel Peñalver que fue el gran líder de la Central de Trabajadores de Venezuela, de la misma forma que en épocas posteriores Carlos Ortega, ahora exilado en Perú.

No fue hace mucho tiempo, cuando don Pepe Figueres libró una gran batalla democrática contra la dictadura de Pérez Jiménez de Venezuela, de Trujillo en República Dominicana y de la familia Somoza en Nicaragua. También nuestro país, en los gobiernos de Daniel Oduber y de Rodrigo Carazo, dio refugio y consuelo a los chilenos que huían de la dictadura de Pinochet en Chile. Costa Rica siempre ha sido tierra de libertad, refugio, asilo y amparo para los perseguidos de América Latina.

Ya es hora de que nuestro país, oficialmente, se pronuncie sobre la barbarie de la Venezuela de Maduro. No es solo que, los chavistas, han arruinado al más rico de los países de América Latina y se han robado los millones del petróleo y han acabado con la división de Poderes y con el Estado de Derecho y han sometido al Poder Judicial, a la Contraloría y a todas las instituciones de ese país. Venezuela, hace mucho que dejó de ser una democracia, para transformarse en una caricatura a imagen y semejanza de la dictadura de Cuba. En el país de la abundancia, no hay comida ni artículos básicos. Caracas, en otra hora una de las mejores y más cultas capitales de América Latina, es hoy un campo de batalla, dominado por la delincuencia y el crimen. Una ciudad robada al presente. Un país secuestrado por el autoritarismo y el latrocinio de sus gobernantes.

Dos de sus más preclaros dirigentes están en la cárcel: Leopoldo López desde hace un año y Antonio Ledezma desde hace unos días. Una mujer valiente, María Corina Machado, fue despojada de sus credenciales como Diputada y está sometida a un juicio penal. El delito de los tres: ejercer la libertad de prensa y hacer oposición democrática. Pero no solo ellos: los muchachos de la Universidad Central de Venezuela fueron igualmente encarcelados y así cualquier foco de oposición y protesta, en cualquier lugar de Venezuela. Una sombría dictadura se ha alzado con el poder y reprime cualquier manifestación ciudadana. Peor que en los años de la dictadura del General Pérez Jiménez y del legendario General Gómez. Esa es la situación real de la Venezuela de Maduro.

¿Y nuestra Cancillería de la República? En el silencio cómplice. Ni siquiera han alzado la voz o han enviado instrucciones a nuestro Embajador en Caracas, para que se interese por la vida y las condiciones de los prisioneros políticos venezolanos. Ignoran, incluso, que cuando el Ejército Sandinista amenazó con intervenir militarmente Costa Rica, fueron Carlos Andrés Pérez primero y Luis Herrera Campins después, uno social demócrata y el otro social cristiano, quienes en los gobiernos de Rodrigo Carazo y de Luis Alberto Monge, le ordenaron a la aviación venezolana que volara en la frontera norte de nuestro país y protegiera nuestra soberanía nacional y nuestra condición de país democrático y desarmado.

A los costarricenses se nos ha olvidado esa deuda de honor que tenemos con la democracia de Venezuela. Como también se le ha olvidado a nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, la defensa y la lucha histórica de Costa Rica a favor de los Derechos Humanos. Es una vergüenza que el Gobierno de la República no se haya pronunciado sobre la situación de Venezuela y que, en la Asamblea Legislativa, un grupo de Diputados Valientes y democráticos, no estén pidiendo la libertad para los presos políticos de Venezuela. Pareciera que en el Zapote y en cuesta de Moras le tienen miedo al Frente Amplio. ¡Qué falta hace en este país lo que le sobraba a don Pepe Figueres!

Uno mi voz a quienes, desde diferentes trincheras, están luchando por la libertad de Leopoldo López, de Antonio Ledezma y de los universitarios venezolanos. Ellos representan hoy, el sentido más profundo de la lucha por la libertad y la democracia en América Latina. Protesto, en mi condición de ciudadano, contra el silencio cómplice del Gobierno de la República y del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Ex Ministro de Seguridad Pública

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