Las dificultades de un verdadero diálogo
Cuando los sectores más radicales de la izquierda chilena no supieron entender que profundizar la revolución, sin tener el apoyo mayoritario de la población, y con resultados dramáticos en la vida cotidiana en la que la devaluación del escudo frente al dólar llegaba a extremos tales que prácticamente quien disponía de la divisa americana podía comprar cualquier hacienda por sumas irrisorias.
Los revolucionarios radicales de hoy deberían, tal vez, leer el escrito de Lenin: la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo. Y eso, en el mundo de hoy, no solo es una enfermedad sino que además es una estupidez que conduce, casi inevitablemente a una implosión.
Los tiempos modernos no son propicios a los experimentos sociales hechos por aprendices de brujos que desconocen no solo la historia universal sino que incluso carecen de una formación teórica medianamente aceptable.
Por eso las condiciones que pretenden imponer los radicales para que no haya diálogo con la oposición organizada es precisamente lo que conducirá al suicidio en primavera de la pretendida revolución bolivariana.
Es mas que evidente que la necesaria rectificación por parte del gobierno no se producirá en los términos deseados por la oposición ni en los deseados por la inmensa mayoría del país y ello, necesariamente, nos llevará indefectiblemente a una confrontación que se ha estado evitando por años, pero que ha sido alimentada conscientemente por los sectores mas recalcitrantes del chavismo en su deseo de hacer efectiva una revolución violenta y mantener a toda costa sus privilegios. Y es que en mas de una oportunidad se aseveró que les resultaría mas conveniente dar un paso atrás y que fuese la oposición quien cargase con el peso de la responsabilidad de enfrentar la crisis, pues está visto que pasando a ser oposición, lo harían mucho mejor que siendo gobierno.
Esa falta de visión, tácticas y estrategias son propias de los movimientos revolucionarios inmaduros , pues un verdadero movimiento revolucionario no se fija tiempos sino metas y es ahí, donde esta izquierda trasnochada ha fracasado estrepitosamente. Hoy, ahogada entre sus propias contradicciones, lucha por mantenerse a flote bajo la peor de las circunstancias que han sido creadas por ellos mismos y que en este preciso momento no pueden superar. Y es que jugarse la sola carta de un supuesto apoyo incondicional de las FANB es un error mas dentro de los tantos que cometen y han cometido ; pues, es el sector castrense quien pudiese a llegar a descubrir que ese civil que tienen en el poder ya no les esta resultando de mucha utilidad y que lejos de ser una garantía, es para ellos un gran peligro.
Quizá nos estamos adentrando no en el terreo del dialogo sino en el de la negociación. Y es que el señor Torrealba ha tocado un punto que es clave para la resolución del conflicto y que no se le ha dado la importancia debida. Y es que cuando el hace referencia a un necesario ´´pacto´´ entre las clases medias y los sectores populares, esta hablando de de la ´´fusión´´ entre las clases medias, el movimiento obrero y el pueblo. Pacto no es fusión ni tampoco una alianza. Es el acuerdo ínter – clases para que dentro de un nuevo proyecto de convivencia nacional re- ordenemos la casa y todos juntos metamos el hombro para salir del abismo en el que nos encontramos. Y es que de lo que se trata, no es la abolición de las diferencias de clase, sino que tales diferencias se atenúen al máximo posible y que la transición o vuelta a un modelo democrático no tradicional logren superar las contradicciones – que también la derecha las tiene – y donde nuestro mayor peligro, radica en las posiciones radicales de nuestra derecha fanática. Y es que cuando afirmamos lo de un ´´ modelo no tradicional´´, estamos exponiendo una posición de centro – izquierda que es la que requerimos en este momento y que parece hemos encontrado en la inteligente decisión de designar al señor Torrealba como ´´vocero´´.
Si los integrantes de la MUD logran entender lo antes expuesto y se abandonan los intereses personales y de partidos, habremos comenzado a andar por el camino correcto. Y es que hemos llegado al punto donde no se puede andar con ´´cartas bajo la manga´´ pues traicionar cualesquiera de las expectativas positivas, implicaría el ser devorados por una rebelión de las masas y facilitar el retorno de lo que precisamente queremos superar
; cuando no, el ir a una verdadera revolución socialista donde no habría vuelta atrás, pues armas son las que sobran y muchos ya las quieren usar. Tengamos pues mucho cuidado con lo que decimos y hacemos ya que nos estamos jugando nada mas ni nada menos que nuestro destino como nación. Y es que como señala acertadamente el EDITORIAL de hoy, no estamos como para mas ´´experimentos sociales´´ fracasados, ni mucho menos el remitirnos a los vetustos textos marxistas que ya no tienen cabida en este nuevo mundo que se esta construyendo delante de nuestros propios ojos y que algunos, interesadamente o por ignorancia, no quieren ver.