La ilegitimidad de una sentencia
En estos días hemos podido contemplar cómo todo vestigio de orden jurídico y constitucional se dio al traste con una decisión judicial, que más que basada en consideraciones legales, era un esperpento de carácter político.
La idea detrás de la infausta decisión de la Sala Constitucional era la de acabar con lo poco que aún le permitía existir a la Asamblea Nacional, al retirarle toda facultad de legislar y transferírsela, de oficio, al Presidente de la república,y además, brindarle, en bandeja de plata, así como a Holofernes, la cabeza de los diputados opositores al retirarles la inmunidad propia de sus investiduras, como legítimos representantes de la voluntad popular.
Pues bien ,la artera sentencia se emite después de la fallida operación militar de Arauquita, con la que los estrategas del régimen pensaban que se hubiese podido crear un estado de conmoción nacional y lograr lo mismo por una vía más expedita.
Lo que hemos podido constatar es lo que el DRAE llama un inmenso reculón que, primero fue militar, y luego presidencial, aunque legalmente imposible judicialmente, ya que en ambas reculadas se le quitó de la boca el sabor al control totalitario del país.
La democracia no puede ser pisoteada sin consecuencias, como lo demuestran las reacciones internacionales,tanto de los mandatarios de numerosos países, así como por la de los principales medios de comunicación a nivel mundial.
Pero tal vez lo más importante de esta agitada semana que pasó ha sido la voluntad del pueblo venezolano, que desea ser tratado como ciudadanos y no como súbditos, y que exige una solución pacífica y democrática a la crisis a través de la realización de elecciones que diriman lo que en realidad el país quiere.
La actitud asumida por la Fiscal General de la República es la expresión de la tan necesaria separación de poderes que permite que prevalezca en la sociedad el cumplimiento de las normas y principios contenidos en nuestra Carta Magna.
El camino para la restauración plena de la democracia en nuestro país no será fácil, ya que quedan aún muchos obstáculos por superar, pero la buena noticia es que lo estamos recorriendo con esperanza y fe de que es posible alcanzar un mejor futuro para todos los venezolanos.