La desesperanza no es camino
La desesperanza puede convertir al que la padece en una renuncia a luchar por su vida y la de su familia. Los regímenes totalitarios siempre han sembrado desesperanza en la población para obtener resignación y sumisión.
La desesperanza se afianza cuando se proponen metas irrealizables, en el corto plazo, y la gente cree que son inmediatas e inevitables.
La vida es una lucha continua entre realidad y fantasía, pero lo importante es no dejar que las circunstancias, por adversas que sean, cercenen la capacidad de soñar e ilusionarse con la que, si se persiste en la lucha, se podrá construir un mejor futuro.
En este momento los venezolanos deben fortalecer en su ánimo la convicción de que el país se recuperará y que logrará la senda de la conciliación, que permitirá construir un mejor país para todos.