El Editorial

La corrupción, ¿un mal endémico?

La corrupción en Venezuela es un cáncer que ha hecho metástasis y no se va a resolver con leyes y medidas efectistas como la creación de una policía anticorrupción.

La raíz de la corrupción en Venezuela está en el inmenso poder y control que tiene el Estado sobre toda la actividad económica que se realiza en el país, comenzando por el control sin ningún tipo de límites sobre el negocio petrolero.

Pero además de esa realidad, que significa que el petróleo no es del pueblo sino de quienes gobiernan, hay ese pozo sin fin de corrupción que generan los diversos controles que ha implantado el régimen.

El control de cambio es un pingüe negocio para aquellos que, estando enchufados, tienen acceso fácil a las escasas divisas. El control de precio es un caldo de cultivo para el surgimiento de mafias que venden, con estrafalarias ganancias, los productos regulados .

La ausencia de un poder judicial autónomo y sólido, y de organismos de seguridad del estado, profesionales y honestos, es oportunidad de oro para que prospere libremente el narcotráfico. Entre más débil y desinstitucionalizado esté el país, la corrupción seguirá prosperando impune.

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Un comentario

  1. Se pudiese afirmar que la corrupción en nuestro país se ha convertido en endémica, algo así como la ´´peste negra´´ en la Edad Media, ha permeado el tejido social hasta la médula y ha logrado hacer metástasis en toda la nación afectando todas las instituciones fundamentales del Estado. Y es que con ese ´´triunfo´´ del chavismo donde los anti-valores se impusieron sobre la concepción tradicional de un sano conservadurismo y un cierto ´´pudor´´ en el manejo de la cosa pública, se transformó la impunidad en el medio a través del cual se premiaba al corrupto y se perseguía al honesto, tendencia consolidada que ha predominado hasta el día de hoy.

    No es poca cosa la ´´desaparición´´ de 20.000.000.000 mill/$ sin que nadie haya sido imputado ; empresas de maletín ; valijas que salen llenas y regresan vacías ; contrataciones multimillonarias otorgadas a dedo ; importaciones de productos que se pudren en los puertos ; boletas electorales que se deshacen a la intemperie y sobre las cuales nadie da explicaciones convincentes ; viajes presidenciales con gigantesco séquitos y facturas de restaurantes dignas del cuento de ´´Las Mil y una Noches´´ ; incautaciones de toneladas de cocaína que mutan en talco al momento de ser incineradas ; avionetas de presuntos narcos derribadas con pilotos ´´invisibles´´ cuyos cuerpos nunca son mostrados porque no existen… y pare usted de contar.

    ¿ Qué país soporta semejante saqueo en dieciséis años ininterrumpidos de expoliación y des administración dirigida a quebrar cualquier vestigio de institucionalidad ?. Ninguno conocido sobre la faz de la tierra, evidentemente.

    Rehacer la moral pública es casi que una tarea imposible porque el mal está muy avanzado y es que con leyes de papel como la Ley Anti corrupción, son como que otro ´´saludo a la bandera´´, es como si al señor Capone se le hubiese dado la potestad de proponer la Ley de la prohibición en contra del consumo de alcohol en su momento. Solo bajo un gobierno democraticamente elegido por y para ciudadanos probos, es posible enfrentar con alguna posibilidad de éxito el profundo grado de descomposición por el que atravesamos en esta crucial etapa de nuestra historia patria. ´´Desintoxicar´´ nuestro país de tanto veneno inoculado, no es tarea para un solo gobierno, es la tarea de la sociedad como un todo y por varias generaciones. ¿ Vale la pena intentarlo ?. Claro que sí, pues es eso o sucumbir como nación. Así visto, el cambio se impone como una necesidad hasta de mera supervivencia…

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