El Editorial

La corrupción corroe las democracias

En muchos países latinoamericanos la corrupción se ha convertido en un mal endémico. Los casos más resaltantes hoy son los de la Argentina de los Kirchner, el Brasil del PT, la Venezuela chavista y México, en sus diversas formas de gobierno.

Buscar una explicación que determine la coincidencia entre estos países, ubicados a todo lo largo del continente iberoamericano, no es una tarea que se pueda simplificar en una sola causa , ya que la evolución histórica de cada uno de ellos es diferente. Sin embargo, y a manera de hipótesis, se podría determinar que en todos predomina un presidencialismo exacerbado, apoyado por partidos políticos que prácticamente monopolizan a las principales instituciones del Estado.

En estos países también se establecen relaciones impropias entre los partidos dominantes y la administración de los recursos del estado, con la mirada cómplice -o por lo menos complaciente- de los jefes de estado, o según el caso, de gobernadores en los países más grandes o de estructura constitucional federal.

La cura de estos males, tal vez no absoluta, residiría en reducir el presidencialismo absolutista, reforzar la existencia de una institucionalidad autónoma al partido político dominante y auspiciar un sistema electoral que favorezca la representación proporcional de diversos partidos políticos, en los respectivos parlamentos.

Desgraciadamente, esa no parece ser la tendencia en nuestra región, por el contrario, aquí se impone una tendencia a la presidencia vitalicia para las organizaciones políticas dominantes, eso corroe peligrosamente la fe de la gente en que la democracia sea la mejor forma de gobierno para todos.

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2 comentarios

  1. Ciertamente la corrupción ha debilitado a todas las formas de gobierno conocidas, sean democracias o dictaduras, bajo fórmulas capitalistas o socialistas, pero ella está siempre presente en todos los tipos de organizaciones humanas conocidas al momento presente en un mayor o menor grado, pero es ya una constante inesperable de la cultura política en este mundo moderno. La pregunta clave es si tal ´´cáncer´´ es erradicable ; si es de gobernantes ´´inteligentes´´ el practicarla y fomentarla ; o, si la sociedad puede convivir con ella, asumiéndola como un costo mas dentro de toda actividad productiva y ser vista y aceptada como algo ´´normal´´.

    Tal vez la gran diferencia entre la corrupción practicada en nuestros países y la de sociedades mas desarrolladas, es que en los nuestros el grado de impunidad es mucho mayor ; y en los otros, si te ´´pillan´´ , pagas penas excesivamente duras. Los chinos ejecutan al ladrón de forma expedita ; los árabes los ahorcan o les amputan partes de sus miembros ; y en el mundo occidental, suele ser la prisión casi que de por vida. Y sin embargo, se sigue practicando pese a los riesgos.que tal actividad conlleva.

    Alguien me comentaba que los corruptos en Venezuela estaban en serios problemas pues la comunidad internacional los tenía en la mira ; y no solo porque les han incautado o congelado gigantescas sumas de dinero, sino porque es tal el grado de hostigamiento judicial, que jamás podrían gastar tan altísimas sumas y pasar desapercibidos. En este sentido y en nuestro caso, aquello de ´´ser rico es malo´´ se ha constituido en una gran verdad que les está costando muy caro y cuyas responsabilidades, no podrán ser eludidas.

    Hay algo de irracional y hasta de estupidez humana en el acto de ser un corrupto ; y no solo por quedar etiquetado de por vida y hasta por generaciones como un vulgar sinvergüenza ; sino, porque una persona por mucha que sea la vida desaforada que lleve, ella sola, no puede consumir por poner un ejemplo, 1.000 millones de dólares. Y sin embargo, se continúa robando impunemente y hasta aspiran a gozar de un status social elevado que en modo alguno merecen. ¿ No es eso el ser un perfecto idiota ?.

    Cuando recuperemos la democracia como forma de gobierno, ¿ desaparecerán los corruptos y la corrupción ? . Estamos persuadidos de que no será así ? ; ¿ Debemos construir una nueva forma de gobierno ?. Es probable, pero ello no nos garantizaría nada sino hay la voluntad política para ello. Y es que tal vez, la única salida sería limitar el poder de los políticos al máximo y hacer del presidente de la nación y de la estructura burocrática del Estado, meros ´´servidores públicos´´. Algo así como el conserje del edificio, pero nunca el dueño del edificio. ¿ Es ello posible ?. Si lo es, aunque ello implicaría el restarle mucha de la ´´majestad´´ al ejercicio del poder y haría poco atractivo el aspirar a ser el Presidente, especialmente si lo reducimos a ser nuestro ´´presidente – conserje´´. Culturalmente sería difícil de asimilar pero sería una solución, sino ´´la solución´´. El problema es que vamos en la dirección contraria, pues eso de ir a un presidencialismo reelegible de manera permanente termina convirtiéndose en dictadura aunque lo llamemos ´´democracia´´.

    El EDITORIAL de hoy, en su último párrafo, toca uno de los aspectos claves del problema : la corrosión de la fe ciudadana en la democracia como la mejor forma de gobierno. Pero, cabe preguntarse : ¿ Es que realmente hemos vivido en algún momento de nuestra historia bajo un régimen auténticamente democrático ? ; o será que todo se ha reducido a un ´´quitate tú para ponerme yo ´´. ¿ Es que la democracia real es solo una ficción o es que el problema somos nosotros y no el concepto ?. A veces es bueno dedicar un poco de nuestro tiempo a reflexionar sobre estos temas que van mas allá de lo meramente existencial y buscar las soluciones mas adecuadas. El tiempo apremia.

  2. Sin duda la democracia es exigente porque exige de varias y de muchas personas en cualquier desempeño la perseverancia, la corrección y la aceptación de observciones y críticas para sostenerse y tener armonía entre diversos sectores sociales, cuestión de madurez, de civilización, que aunque no parezca, sí tenemos y a todo nivel y edades, una significativa mayoría. Esperemos que vote mucha gente, a pesar del posible y anunciado fraude por la A.N.

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