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Gasolina

A un cuarto de siglo de los sangrientos motines del “Caracazo”, todos señalan un aumento del precio de la gasolina como el culpable de centenares de muertes y dan aquella fecha como el momento en que comenzó a joderse Venezuela.

Un gobernante, antiguo populista manirroto, dio la espalda a sus ideas redistributivas, quiso aplicar las fórmulas del “consenso de Washington” y reducir algunos subsidios, pero liberar el precio del combustible resultó políticamente catastrófico: aquellos polvos trajeron los lodos de Hugo Chávez.

El “Caracazo” deparó una orgía de saqueos, rociada con cerveza y whisky robados, que solo se aplacó cuando el Ejército comenzó a ametrallar inmisericordemente las favelas de Caracas.

Suena inverosímil que la población se indignase hasta el saqueo ante un nimio aumento de menos de un 0,25%. Hablo del país que, ya entonces como ahora, consumía la gasolina más barata del mundo: según el Banco Mundial, en Venezuela puedes llenar el tanque de un VW Golf con 87 centavos de dólar (0,64 euros). Sin embargo, las matanzas de 1989 sentaron un tabú: no liberarás el precio de la gasolina, so pena de un estallido social.

Urgido de recursos fiscales, Nicolás Maduro considera seriamente liberar el precio del combustible. Sus adversarios hacen graves advertencias, al tiempo que se ilusionan con un estallido social.

Pero con una oposición escindida, acorralada entre la cárcel y el ultraje, con férreo control de su partido, el decidido apoyo de los narcogenerales y sus motociclistas paramilitares, Maduro bien pudiera salirse con la suya. Sin “Caracazo”.

Nunca llenamos dos veces el tanque con la misma gasolina.

(ElPaís.com)

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3 comentarios

  1. Es casi imposible que se repita un fenómeno como el »Caracazo», la población esta consciente de que el incremento del combustible es una necesidad impostergable ; además, no se trata de »liberar» el precio del combustible, concepto que implicaría levantar el control de precios y dejar que el mercado a través de la oferta y la demanda fije su valor de manera espontánea y natural. Y ello no es posible porque estamos ante un monopolio estatal que no admite la referencia de una competencia que contribuya a encontrar un punto de equilibrio.

    Lo máximo a lo que el gobierno puede llegar es a fijar un precio razonable que cubra los costos de producción y de inmediato el ir ajustando dicho precio de manera constante pero gradual; y lo otro, el ser transparente en el uso de dichos recursos, pues no hay duda de que inicialmente el efecto inflacionario será de alto impacto social en un momento de crisis política y económica. Además, si la medida es aislada y no va acompañada de otras de naturaleza »macro – económica», cualquier intento de construir un »plan de ajustes» viable y confiable, estará condenado de antemano al fracaso. De lo que se trata en el fondo es el ir recuperando el tiempo perdido, abandonando el modelo fallido de un capitalismo de Estado que aquí se llama socialista – y que lo puede ser -, y atreverse a dar el »salto» para incorporarnos a una economía de mercado lo mas moderna posible dentro de lo que cabe.

    El problema es que el gobierno esta signado por un sesgo ideológico – político y un proyecto de país que contradice lo anteriormente señalado, lo que hace poco probable y casi inevitable que el destino final de esos ingresos sea para gasto corriente a través de la fórmula del »gasto social» y no de inversión productiva ; el otro elemento negativo es el alto grado de corrupción administrativa imperante en el alto gobierno que contradice cualquier buen deseo de corregir el rumbo de la economía nacional ; y no menos importante, es la falta de una alta gerencia con profesionales y técnicos altamente calificados que conduzca a la recuperación de la industria petrolera en un tiempo razonable.

    Pareciera que el gobierno tomará el camino mas fácil y desastroso. Vender a Citgo para llenar las arcas del Estado ; continuar aislándose del mundo, y hacer del gasto público el eje central de su política económica para mantener su control y hegemonía política sobre el resto de la población. Es decir, continuar dándole preeminencia a lo político – ideológico sobre la realidad económica para perpetuarse en el poder. Fórmula explosiva y equivocada que acelerará la quiebra de la nación en un tiempo que ya se acerca a lo perentorio, por no decir que peligroso. No parece que la rectificación del rumbo elegido esté entre las prioridades del gobierno.

    Es mas que probable que pronto veamos circulando billetes de alta denominación al ser difícil el manejar unas denominaciones que ya son inútiles ante el volumen necesario de »billetes» para comprar unos bienes y servicios, ya de por sí muy escasos y en medio de un proceso de estanflación que se propaga y agrava de un día para otro. Aquí, es donde el régimen mas anti – obrero conocido se ha preparado mejor. Cuenta con las fuerzas paramilitares, militares y policiales mejor organizadas para garantizarse represivamente el control de la disidencia y el mantenimiento del orden público. Y no dudará en utilizarlas como de hecho lo ha venido haciendo.

    Pareciera que el camino de la recesión económica será para mucho tiempo, de efectos aun mas devastadores y sin posibilidades de redención alguna, salvo para aquellos que ya han tomado sus maletas y ya se han ido del país , pues todo apunta a que llegará el momento en que se cierren las fronteras y la »cortina de hierro» nos niegue hasta la posibilidad de escapar de esta realidad que ya de por si, nos resulta irrespirable. Y como decía una vieja estrofa de alguien que la inventó : »el camino por recorrer es largo y culebrero», en nosotros esta el que esa »culebra» no nos muerda y terminemos descuartizados en cualquier altura del camino, si es que todavía nos queda camino.

  2. Magnífico comentario de Jaime Pons. Yo detallaría que ese «sesgo ideológico del régimen», está determinado por el carácter parasitario de la dictadura castrista, a la que rinden pleitesía el 80% de los dirigentes chavistas (y Maduro mucho más, por su inconsistente nacionalidad, y su obvia condición de agente formado en Cuba). Para la Cuba castrista es imprescindible mantener a sus agentes en el poder en Venezuela, y que ellos mantengan la ruta suicida, destructiva de la Economía y la Institucionalidad, pues de ello depende la supervivencia del fósil castrista. El otro factor es el «derecho adquirido» que ahora tiene el LUMPEN venezolano, mal acostumbrado a vivir del ESTADO, una carga enorme e imposible de mantener, aun con los altos ingresos petroleros con que cuenta Venezuela. En la Cuba castrista ya dieron los primeros tímidos pasos para reducir la cifra de parásitos del Estado, botaron a 500.000 de la Nómina estadal, y está pendiente echar a un millón más, para que se las arreglen como «cuentapropistas», lejos de la ubre pública, que ahora ni siquiera tiene los ingresos por concepto de producción de Azúcar -producen MENOS que antes de la «revolución»- (nadie va a machetear, para ganar lo mismo que los vagos dedicados a chismear y sapear a sus vecinos, NO HAY ÉTICA DEL TRABAJO EN CUBA, no vale la pena esforzarse, estudiar, capacitarse más, si allá premian más a los incondicionales, los que nada producen, pero le sirven a los métodos de espionaje y represión, la constante que mantiene a la Nomenklatura castrista, hoy raulista, en el poder, a duras penas). Eso pasó en todos los países de la órbita soviética, y está pasando en Venezuela. Ninguna Economía soporta mantener un 40% de la población sin producir, y el 60% restante, gradualmente reduce su generación de riqueza, porque sabe que mientras más se esfuerza menos le toca, y beneficia a los parásitos del régimen. Y eso que no he mencionado a los grupos que controlan el Narcotráfico, el Contrabando y la asignación de Dólares de CADIVI y las Partidas presupuestarias a todos los niveles, sin Licitación.-

    1. Totalmente de acuerdo con la ampliación de la noción » sesgo ideológico del régimen » en su contenido e implicaciones , destacadas por Edgard y que amplían las ramificaciones del problema desde sus causales originarias.

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