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Führer Befehl

Hace ya más de un año que escribí un artículo con el mismo título del de ahora y prácticamente con el mismo texto pero ahora lo reproduzco con los cambios necesarios cuando Maduro cumple su segundo año de gobierno y ha logrado que la Asamblea le apruebe una ley habilitante, dizque “para combatir el imperialismo”.

En la Alemania nazi, en el Tercer Reich, se conocía como Führer Befehl, en español “Orden del Führer”, a cualquier orden dictada por el dictador que tenía que ser obedecida sin chistar y que, la más de las veces tenía valor, fuerza y vigencia de ley.

Ya desde el siglo XV se decía “voluntas principis habet vigorem legis” (la voluntad del príncipe tiene fuerza de ley), Si eso era así para reyes, ¿por qué no iba a serlo para Hitler? Después de todo contaba con el apoyo casi unánime del enceguecido pueblo alemán, todos los poderes eran controlados por él, lo respaldaban el ejército, los cuerpos paramilitares, las bandas asesinas, la indiferencia de la comunidad democrática internacional.

Si así fue para Hitler, ¿porqué no iba a serlo también para Chávez y Maduro? En el caso del difunto, podía decir: “a Simonovis y los Comisarios me los condenan a la pena máxima” y eran condenados a la pena máxima; “a la juez Afiuni me la condenan a 30 años” y una juez la condenaba (si bien no a 30 años porque no se podía); “para que se pueda alcanzar el socialismo salvador de la humanidad, habilítenme para legislar e inmediatamente la Asamblea Legislativa aprobaba una ley habilitante que le permitía al aprendiz de Führer criollo dictar decretos presidenciales con rango, valor y fuerza de ley, las más de las veces inconstitucionales y violatorias de la reserva legal como en el caso de normas penales. Chávez, con sus decretos amparados en ley habilitante, pretendía lograr lo que no había podido con el proyecto de reforma constitucional para convertir a Venezuela en un estado socialista, no lo pudo porque perdió el referendo convocado para la reforma constitucional. Logró mucho con la habilitante, a pesar de que se violaba la Constitución porque la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia obedecía ciegamente las Führer Befehle (las órdenes del Führer).

Maduro, por su parte, trata de imitar nuevamente a su padre espiritual, al pajarito que le habla, y ahora logra que la Asamblea, bajo su Führer Befehl, le apruebe una ley habilitante para legislar a su antojo. A diferencia de Chávez no le preocupa la mayoría necesaria par aprobar una ley habilitante ya que ha logrado que la Sala Constitucional acepte una mayoría no calificada. A diferencia de Chávez, no aparece claramente lo que Maduro desea; el ungido sólo dice que quiere legislar para combatir el imperialismo, sin que se sepa cómo legislativamente se puede derrotar al imperio del Norte. Ya el año pasado, había logrado una ley habilitante que le permitiera legislar para combatir la corrupción –como si no supiera entonces que en la legislación vigente hay muchas leyes en contra de la corrupción que no se cumplen porque la casi totalidad de los corruptos son o funcionarios gubernamentales o adeptos al gobierno. Para Maduro y el PSUV la corrupción es exclusividad de la burguesía, de los políticos de oposición; para Maduro a los que sean socialistas se les ampara con la impunidad, por más corruptos que sean. Supuestamente, con los decretos con fuerza de ley que promulgó Maduro para combatir la corrupción anticorrupción, se pretendía acabar, o reducir sustancialmente, la corrupción, pero hemos visto cómo, después de esos decretos con fuerza de ley, la corrupción ha crecido exponencialmente.

Ahora bien, Maduro, sin ley habilitante, dicta órdenes presidenciales (Führer Befehle) que rayan en lo absurdo pero que se cumplen, como por ejemplo la de creación del viceministerio de la suprema felicidad. El año pasado, la orden de confiscar artefactos electrodomésticos para que se vendan con descuentos del 50%, con lo cual estaba creando un verdadero caos entre la ciudadanía, llegando al horror de que en Valencia se saqueara impunemente la tienda Daka, de la que los delincuentes se llevaron televisores de alta definición, computadoras, estufas, refrigeradores porque así lo permitía la orden presidencial. Pretendió que CONATEL sacara de internet a los portales, aunque fueran extranjeros, que informaban sobre la cotización del precio del dólar en el mercado paralelo. ¡Como si con eso iba a lograr reducir la brecha entre el mercado oficial del dólar y los otros que existen, legal o ilegalmente! ¡Como si con eso iba a lograr reducir la inflación!

Esas órdenes absurdas de Maduro, esas Führer Befehle, como la referente a los precios de los electrodomésticos, estaban llevándonos a disturbios y saqueos, que yo y casi nadie deseamos y que reprobamos, como los del 27 de febrero de 1989 y, lo que es peor, si siguen órdenes semejantes aplicables a otros comercios, pueden llevarnos, Dios no lo quiera, a una Kristallnacht, a una noche de los cristales rotos en perjuicio de los establecimientos judíos, destruyendo locales comerciales, quemando sinagogas pero que en este caso sería en contra de los comerciantes “enemigos del pueblo” ,“lacayos del imperialismo”.

Chávez antes y ahora Maduro siguen las enseñanzas de Carl Schmitt quien sostenía que para que un gobierno totalitario se mantuviera en el poder tenía que crear la figura del enemigo que en la Alemania nazi fueron los judíos y aquí somos todos los que disentimos del gobierno.

La ley habilitante que se le acaba de aprobar a Maduro en nada va a servirle para combatir el imperialismo, pero sí sabrá utilizarla para reformar la legislación penal, creando delitos que sólo buscan proteger el supremo bien jurídico del chavismo que es la “permanencia en el poder”; le servirá para avalar la represión, para seguir reduciendo al mínimo —si no es para acabar con— la libertad de expresión e información; para incluso buscar formas de evitar la inminente derrota del PSUV en las próximas elecciones parlamentarias; para restringir aún más la protección de los derechos humanos.

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