Exterminio político
Genocidio, es el asesinato masivo, el exterminio, de un género. Una voz muy fuerte. No debe usarse a la ligera.
El totalitarismo clásico, basado en la teoría irracional del Estado -Lenin, Hitler, Mao, Mussolini, Stalin- cometió genocidio. Exterminio en masa.
Con el desarrollo y progresividad de los DDHH, y la nueva justicia internacional, promovida al clamor de Juan Pablo II por una justicia universal, el totalitarismo se adaptó para poder seguir doblegando a la razón y libertad de los pueblos.
Zoon noetikon y politikon (animal racional y político), nuestras diferencias específicas que nos hacen especie, y, distinguen en el género animal, son hoy blanco de exterminio. Cada día, somos más animales y menos racionales. Menos sociables.
Sólo los humanos poseemos vida interior. Vida espiritual. Vida que se nutre y engrandece en la búsqueda de los bienes de la excelencia y eficacia. El conocimiento, la sociabilidad, la racionalidad práctica, la religión, el arte, el trabajo, la familia, el juego. Estos bienes humanos, junto a los necesarios para existir, son cada día más escasos. Día que pasa: menor autosuficiencia.
La estructura legal roja, ha sido edificada sobre la base de que nadie la pueda cumplir, para así corrompernos en nuestra raíz ética. La corrupción moral ha sido resultado de un saber hacer que heredaron los Castro. Ahora somos sus sucesores. El poder irracional, se inscribe en la disidencia global contra la hegemonía de la razón. De la razón occidental. La que, con Aristóteles, cumple 2.400 años en 2016. La civilidad se desvanece. La cultura se evapora.
Hablamos de varias especies de deshumanización: presos políticos, escasez, persecución, inseguridad, extinción de la libertad en todas sus expresiones, tortura, colectivos armados, atropello a nuestros huéspedes diplomáticos, ataque a las universidades. Se añade el exterminio del derecho a votar y ser elegido. Robo de curules, bajo engaño de migraciones internas. Parlatino.
Es necesaria una categoría que la englobe. Genocidio político, fue la categoría que quise usar. Pero hablé con mis maestros, amigos y personas que admiro. Con políticos y periodistas. Todos respondieron lo mismo: “es muy fuerte”. Pero ninguno respondió: “no es cierto”.
Por ello, preferí usar exterminio político. Para no ser tan fuerte. Exterminio de la razón y la sociabilidad. Exterminio de la moral. Exterminio de los bienes humanos. Existimos. Pero, lo que nos humaniza, se desvanece. Enfrentamos un mal. Realidad dura. ¡Hay que seguir!
