El peor error es no entender

Muchas de las contradicciones que por años observamos bajo el gobierno del ex presidente Chávez y que parece continuar el presidente Maduro, tienen sus explicación en la forma de concebir el ejercicio del poder y el como se debían administrar los recursos del país. Para el ex Caudillo Venezuela era un »botín», algo que llegó a ser de su personal propiedad, su hacienda personal, y lo podía hacer porque llegó a detentar el poder absoluto e imponer su voluntad por encima de personas e instituciones. Frases como »todos somos Chávez» en realidad significaba otra que incluso llegó a expresar : »El Estado soy yo». Y nadie fue capaz de desmentirlo y los que lo intentaron, o salían de su círculo o terminaban arruinados y execrados. Poco importaba esa entremezclada suma de ideas y conceptos sacados de las solapas de textos, sin sistematización ni orden alguno y que en mas de una oportunidad y sobre la marcha terminaban convertidos en decretos – leyes, como aquella época del sarampión donde cada dos pasos ordenaba: expropiese. Lo cierto es que alguien sentado sobre un »mar de dólares» podía hacer, decir y pensar lo que le diese la gana, pues tal fortuna era suya y no del pueblo como le gustaba decir ; y así, inventó su propia realidad y su propio mundo para consumo interno y de unos cuantos »chulangas» externos que le midieron su debilidad y hasta el sol de hoy, gozan de convenios y acuerdos al que el nos ató por generaciones, aunque ello allá significado la ruina de una nación. En un sentido literario, murió de hartazgo y cuando le dio la gana, pues ya había probado todos los placeres de la vida y el poder, y para vengarse de la injusticia de su partida, nos dejó el legado de un indocumentado, tanto o mas incapaz que el pero con el agravante de que ni poseía su carisma, ni su gracia, pero que tenía la virtud de intermediar, no con un ente superior como la Sayona sino con un »pajarito chiquitico» que para los efectos era de menos categoría, pero en el fondo la misma vaina…

Nos metió de cabeza en su realismo mágico, creo su propio Macondo, nos embobaba con sus mentiras transformadas en anécdotas y cuentos y hasta creó su propio circo de enanos sin piernas que nos divertían todos los domingos en la carpa del »Aló presidente». Así pasaron los años y nada que vimos el »país potencia», ni el auto abastecimiento alimentario, engordó generales sin guerras, besaba niños, hacia milagros, pero de aquello de entrar al Sg., XXI con pies de plomo y tecnología de punta, de eso, nada de nada. Puro atraso y pobreza, mucha deuda sin pagar y donde la canción de moda ha sido y será por mucho tiempo mas : »La vida no vale nada » ; y como bien expresa el EDITORIAL de hoy, avanzando a »paso de vencedores» hacia el abismo insondable de la quiebra moral y económica de todo un pueblo que parece ya condenado al atraso e inclusive su extinción. Que buena verga nos ha echado Hugo Chávez y su bendita revolución !.