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“El Gobierno de Venezuela es anómalo en América Latina”

“No me voy de la Unidad, solamente cambio mi puesto de lucha”, dijo el pasado 30 de julio Ramón Guillermo Aveledo, ante un público perplejo por su sorpresiva renuncia al frente de la Secretaría Ejecutiva, que había ejercido desde 2009. Este 12 de noviembre, la MUD comunicó al país su decisión de encargar a Aveledo como coordinador del equipo de Relaciones Internacionales. “Me llamaron”, recalca y dice haber sido “reclutado” en su condición de “militante de base”.

Aunque se le pregunta, Aveledo se excusa por no dar detalles sobre la agenda de contactos internacionales programada de cara a la tarea de atender la prioridad del trabajo: las relaciones con los países de Unasur y el Vaticano en la búsqueda de lograr poderes públicos equilibrados. Sí adelanta que fue invitado por el secretario general de la Internacional Socialista, Luis Ayala, a “asistir y hablar” al Consejo de la IS que se reunirá en Ginebra, el 12 y 13 de diciembre, en la sede de la ONU.

Aveledo cree que algunos de los planteamientos que hizo públicos en su discurso de dimisión, respecto al funcionamiento de la Mesa de la Unidad, siguen vigentes. “Allí (discurso del 30 de julio) yo me referí a una serie de cosas que creo que la Mesa tiene que estudiar y tiene que actuar frente a ellas, y que se refieren a sus propios mecanismos de funcionamiento. En eso la Mesa tiene que trabajar más”.

–¿En qué consistirá la tarea inmediata de la comisión de Relaciones Internacionales?

–La Mesa de la Unidad aprobó encargarme de coordinar las Relaciones Internacionales. Voy a contar en la comisión con el apoyo de los secretarios internacionales de los partidos. Esta comisión tiene el trabajo internacional en toda su amplitud: relaciones con los gobiernos, con las internacionales políticas, con los parlamentos, las relaciones interparlamentarias y con todos los partidos políticos del extranjero. Se nos ha instruido para que dediquemos prioritariamente el esfuerzo a las relaciones con los países de Unasur y con el Vaticano. Recordemos que los cancilleres de Unasur: el de Brasil, la de Colombia y el de Ecuador, y el Nuncio de su Santidad, fueron convenidos por el Gobierno y la oposición en abril, como los facilitadores de la relación entre ambos. Hoy hay asuntos que requieren de esa facilitación con más énfasis, como la renovación de los poderes públicos y la situación de Derechos Humanos.

–Habida cuenta de que la renovación de dos poderes públicos está en marcha, la comisión tendrá que buscar celeridad en los contactos.

–Desde luego. La Mesa, con nuestros parlamentarios siempre en contacto con el secretario ejecutivo (Jesús Torrealba) y en el frente internacional, venía informando. Esa labor continuaba desde la anterior conducción de la Mesa para mantener informado a los países y tener la certeza de su interés en la realidad venezolana. Eso está en marcha y esperamos poder trabajar para que la decisión sea en la Asamblea Nacional. Eso significa votación con dos tercios, lo que exige que haya candidatos que produzcan poderes públicos equilibrados, que reciban la confianza de todo el país. Nosotros no somos partidarios de poderes públicos de oposición sino equilibrados para que puedan cumplir su tarea constitucional. En algún momento, un vocero paraoficialista como José Vicente Rangel, dijo en su programa que la oposición estaba buscando afuera el apoyo que no tenía adentro. No, la oposición tiene apoyo adentro, y busca apoyo adentro cada vez más y busca también apoyo afuera. ¿Para qué?, para que Venezuela actúe en el marco de su Constitución y de los tratados y acuerdos internacionales suscritos.

–¿Concretamente qué esperan que pueda lograr la mediación internacional para que la mayoría del oficialismo acepte integrar un CNE y un TSJ equilibrados?

–Hacer sentir al Gobierno la preocupación que hay. La comunidad internacional no es de oposición ni es oficialista, no le corresponde ser ninguna de esas cosas, pero quiere una Venezuela en paz, una Venezuela democrática, una Venezuela próspera. Sobre todo nuestros vecinos. Y al estar ellos aquí, no porque se les ocurrió sino porque se lo pedimos los venezolanos, tanto del Gobierno como de la oposición, eso no es una interferencia. Con el Vaticano estamos hablando desde que Su Santidad Francisco llegó al Pontificado. Él ha estado expresando reiteradamente su interés, su afecto por Venezuela y su deseo de ser útil. Se lo dijo al presidente Maduro, se lo dijo a Henrique Capriles. Cuando hubo en Venezuela la situación a comienzos de este año, expresó el Vaticano su disponibilidad para actuar, que fue aceptada por el Gobierno y por la Unidad. Es imposible ignorar a un actor venezolano vinculado a Francisco como es la Conferencia Episcopal Venezolana. Monseñor Diego Padrón, como presidente de la CEV, al regreso del sínodo en Roma expresó la disposición, la voluntad de la conferencia de fomentar el diálogo entre los actores de la vida venezolana y este diálogo incluye a los actores políticos. Así que lo que para el Gobierno se impone es comprender que la política no es nada más la del seno del oficialismo, es con todo el país. La política debe ser hablando con todos. Dedicarse a la resolución de los desacuerdos entre ellos es mucho más que incompleto. El país no es solamente el círculo de los que gobiernan, los demás venezolanos debemos ser tomados en cuenta. ¿Y cómo se trabaja para todos?, haciendo lo que la constitución manda. No se trata de ninguna petición exorbitante.

–¿Si la Iglesia se propusiera mediar en un nuevo intento de diálogo, eso facilitaría las cosas?

–Para nosotros tendría mucho valor la acción de la Iglesia, como tiene valor su palabra. La Iglesia es una institución que, sin esconder sus puntos de vista, ha opinado siempre a partir de valores y no ha estado metida en las contingencias del debate político. Cuando uno ve en las mediciones de opinión pública, que es un dato objetivo, la Iglesia nunca ha estado sometida a la polarización, es respetada por venezolanos de todas las simpatías políticas. Entonces, el tener una institución respetada como la Iglesia y que tiene tanta presencia en todas las regiones del país y en todos los niveles sociales, creo que es una inmensa ventaja. En Venezuela debemos agarrarnos de aquellas cosas que nos unen, que son muy pocas. La Constitución es una. Eso hay que aprovecharlo para poder reconstruir la comunidad política, el sentido de lo común, que es un paso en el camino de normalizar la vida ciudadana.

–La Asamblea Nacional se ha quejado de la intromisión de la Iglesia en la política, pero la semana pasada la Asamblea Nacional acordó solicitar al Vaticano la canonización de José Gregorio Hernández. ¿Ese interés, que implicó el desplazamiento de la AN hasta Isnotú, podría buscar atenuar la pérdida de popularidad del Gobierno?

–Mucho me tienta, pero no quiero hacer oposición con un tema como ese. La verdad es que todos esperamos que se produzca otro milagro del doctor José Gregorio Hernández y que haya un sincero interés por comprender y respetar a todos los venezolanos. Últimamente hemos tenido muestras de lo contrario, pero bueno, por eso los milagros son milagros.

–Además de la prioridad sobre el tema de los poderes públicos ¿qué más hay en la agenda de su comisión?

–Una política de relaciones múltiples, hacerlo con más intensidad, aprovechando cada oportunidad y administrando recursos escasos. Nuestra alianza es plural, con partidos de izquierda, de centro, de centro-derecha y así son nuestros contactos internacionales, diversos, pero todos democráticos. La situación política venezolana desafía los lugares comunes. El Gobierno se promueve como un gobierno de izquierda pero es muy distinto a los gobiernos de izquierda que están en el mundo democrático, y trata de vender que esta es una oposición de derecha, que no es. Tenemos un programa de mucho centro social. No es verdad que estamos hablando de una polarización izquierda-derecha en términos convencionales. Otro asunto que se dice en la propaganda oficial es que este es un Gobierno democrático “acosado” por una oposición golpista. No es el caso. En su origen el Gobierno tiene dos golpes de Estado. Llegó por las elecciones luego de haber fracasado dos veces con el golpe, pero lo que sería deseable es que se hubiera autocriticado y asumido el camino electoral como definitivo, en cambio, conmemora, festeja, como un antecedente glorioso, la participación en esos dos golpes. Además, es un Gobierno que no tiene un comportamiento acorde con la Constitución. Tenemos una oposición que constantemente reclama justamente que se cumpla la Constitución y eso es algo que nos interesa transmitir mucho afuera. También nos interesa mucho transmitir cuál es la situación de nuestros presos políticos y los exilados por lo que evidencia acerca de la situación de la justicia en Venezuela. Eso hoy en día es más comprendido afuera que hace unos años.

–¿Por qué darle prioridad a la Unasur?

–Nosotros tenemos que hacer énfasis, como es natural, en América Latina. El Gobierno de Venezuela es anómalo en América Latina, no se parece ni siquiera a los gobiernos de la ALBA. El Gobierno en su modelo, en la dimensión aspiracional pareciera más dispuesto a asemejarse al gobierno cubano, aunque no es un calco de él. Pero además de ser una anomalía, es potencialmente una fuente de inestabilidad en América Latina, porque si en Venezuela se mantienen estas políticas que no están en vigencia en ningún país de la región, se va a producir más empobrecimiento, por mayor inflación, por mayor escasez. Habrá inestabilidad social que tendrá efectos políticos y que afectará a la región. Por eso queremos hacer énfasis en América Latina como prioridad de nuestras relaciones y en los mundos del llamado progresismo, de la izquierda democrática, en donde aspiramos a informar y a sensibilizar de un modo suficiente.

–El miércoles mencionó el reciente resultado electoral de Brasil como un elemento a tener en cuenta en nuestra realidad. ¿Cómo puede influir en la relación con el Gobierno de Maduro?

–Brasil es un país grande y complejo donde ha habido un resultado electoral estrecho, que los políticos brasileños sabrán asimilar. Ese resultado ha producido una discusión en el seno del Partido Trabalhista. Aumentó el peso relativo de la oposición, PSB y el DEM, y aumentó el peso relativo de los socios centristas del PT en el Gobierno. Eso debe producir una política exterior brasileña menos ideológica y probablemente más brasileña. La política exterior brasileña siempre ha sido muy pragmática y muy pendiente de los intereses de Brasil. No es del interés de Brasil una Venezuela inestable, empobrecida, que es hacia donde apunta la continuación de esas políticas. Eso podríamos decir también de los demás países de América del Sur. Por eso pensamos que estas circunstancias que existen en el universo sudamericano deben servir para una mirada más realista hacia Venezuela. No para que ellos resuelvan los problemas de los venezolanos, esos los resolvemos los venezolanos. Pero sí para que haya una mayor comprensión por parte de nuestros vecinos con relación a las realidades que padecemos, precisamente por amistad hacia Venezuela, no hacia el Gobierno o hacia la oposición.

–¿Puede haber un giro de parte de Brasil que obligue al Gobierno venezolano a ser más comprensivo sobre nuestra realidad?

–En el caso brasileño siempre tengo cuidado con usar la palabra “giro”. La política exterior brasileña está signada por la continuidad. Recuerdo cuando me preguntaban en Brasil algunos medios más próximos a la línea del Gobierno venezolano, acerca del cambio que podía significar en la política exterior brasileña un resultado electoral a favor de la oposición. Quien ha estudiado la política exterior brasileña se da cuenta de que predomina la continuidad sobre los cambios radicales. Lo que uno puede esperar, no digo que un giro, sino ir aproximándose a una situación más pragmática, menos ideológica, de menos solidaridad con el Gobierno y más solidaridad con el país completo en razón de los intereses de todo el Brasil. ¿Qué si eso puede hacer más comprensivo de la realidad al Gobierno venezolano?, bueno, ojalá, hace falta. Todo el mundo se da cuenta, hasta el expresidentes Samper. Por cierto, para nosotros no es un dato menor que la declaración de Samper se produjo a la salida de su reunión con Dilma Rousseff. Lo miramos y lo valoramos. No es incoherente esta declaración de Samper con la que dio antes de venir a Venezuela en agosto, pero es mucho más acabada. La preocupación de Samper, luego de las conversaciones con gente de la región, es más profunda.

EL ÚLTIMO DE LA FILA

–”Dejo de ser el primero y paso a ser el último de la fila”, dijo en julio, pero volvió más rápido de lo que podía esperarse.

–Me llamaron, me llamaron…¡Ojo!, yo me fui de la Secretaría Ejecutiva pero no de la Unidad. Se me pide ayuda en un campo en el que creo que puedo ayudar.

–¿Cómo valora la evolución de la Unidad desde que dejó su cargo a la fecha?

En este tiempo no he dejado de estar en contacto con un sector muy interesante, que es el de los gobiernos municipales. He estado en 36 municipios desde que dejé la Secretaría, porque en el Instituto (de Estudios Parlamentarios “Fermín Toro”) tenemos un programa de apoyo a las gestiones municipales. Acabamos de hacer una reunión en Margarita con la participación ciudadana, a la cual invitamos a Chúo (Torrealba), con la participación de la Asociación Nacional de Alcaldes, donde hubo 41 gobiernos municipales y 16 alcaldes presentes. En estas visitas que he estado haciendo a los municipios (Lara, Aragua, Carabobo, Miranda Nueva Esparta, Táchira, Mérida y Falcón), he descubierto un dinamismo muy interesante y la fortaleza del espíritu unitario, que es muy fuerte en la base de todos los partidos. Por otro lado, la visión que tienen de la realidad los alcaldes de la Unidad es de mucho sentido común, muy práctica, concreta. La Unidad gobierna al 42% de la población del país, eso, si la Unidad lo asimila, puede ser un gran insumo para comprender cada día mejor lo que la gente está pensando. Tenemos 700 concejales, 76 alcaldes, el alcalde metropolitano y tres gobernadores. Creo que tener esa cantidad tan grande de funcionarios electos por el pueblo es un factor de enriquecimiento para la Unidad.

–Cuando se supo de su designación al frente de la comisión de Relaciones Internacionales, se dijo que Voluntad Popular no estuvo de acuerdo con su designación.

–A mí cuando el Secretario Ejecutivo me notificó de la aprobación de la designación no me contó quién estaba a favor y quién estaba en contra. Evidentemente fue una decisión de la Mesa en su conjunto y así la valoré. Y ayer (miércoles) en la rueda de prensa estaban presentes todos los partidos.

–En su discurso de julio mencionó que renunciaba a la Secretaría Ejecutiva porque había perdido la confianza de los miembros de la Mesa, pero esta nueva asignación transmite lo contrario. ¿Esa desconfianza sería hacia usted en lo personal o hacia los asuntos que manejaba desde la Secretaría Ejecutiva?

–Por supuesto valoro el hecho de que hayan tenido confianza en mí los partidos de la Mesa para este encargo. Yo estoy muy contento con el desempeño del secretario ejecutivo (Jesús Torrealba) y lo respaldo. Yo apuesto por su éxito. Lo que pasó, pasó. Yo no voy a devolver el reloj a antes de julio de este año. Lo que sí es que, por supuesto allí (en el discurso) yo me referí a una serie de cosas que creo que la Mesa tiene que estudiar y tiene que actuar frente a ellas y que se refieren a sus propios mecanismos de funcionamiento y en eso la Mesa tiene que trabajar más. Ahora, en mi responsabilidad actual, que es representar a todos los pareceres que están en la Mesa, tengo que tener el cuidado de no hacer pronunciamientos polémicos mientras esté en esta responsabilidad.

–Ya le queda claro que confían en usted.

–Si no confiaran en mí no me lo hubieran ofrecido y si yo sintiera que no confiaban en mí no hubiera aceptado. La verdad es que es un hecho que han tenido un gesto de confianza al encargarme esta tarea que es muy importante y que voy a cumplir.

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