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El Esequibo parece de ellos, no nuestro

El inicio de las perforaciones petroleras de ExxonMobil dentro del área en reclamación con Guyana, enciende nuevamente las alertas del litigio territorial.

Pese a las tímidas declaraciones de las autoridades venezolanas, Guyana avanza en la ocupación de la zona en reclamación “a paso de vencedores”, al extremo de lograr una negociación con la empresa estadounidense, aparentemente por 10 años y con una inversión de 200 millones de dólares.

Tan consciente está Guyana de lo que hace, que el pasado año la canciller de ese país Carolyn Rodrigues-Birkett manifestó que el Esequibo ya no era considerado en disputa. Sin embargo, los representantes del pueblo en la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y la Defensoría del Pueblo nada dijeron.

La complicidad parece extenderse al alto gobierno, por la falta de contundencia en el rechazo a las repetidas incursiones guyanesas en el Esequibo, país que aplica la práctica de guerra de avanzar pidiendo perdón tantas veces sea necesario, sin pedir permiso.

La importancia natural y geopolítica del Esequibo es ampliamente conocida. Con características propias de los suelos más antiguos del planeta, esta región posee extraordinarios recursos forestales, fundamentalmente en las tierras altas, que suelen ocupar más de ocho millones de hectáreas con gran variedad de animales y plantas, aunque algunas regiones carecen de estudios científicos que permitan cuantificar con precisión sus índices de biodiversidad.

La hidrografía del Esequibo es amplia y abundante, con ríos que pueden llegar a medir hasta 1000 km en longitud y deltas que drenan al Atlántico con gran influencia en la productividad pesquera. Algunos de estos ríos poseen un extraordinario potencial navegable, con un destacado valor paisajístico, así como una gran importancia para la regulación hídrica y climática de la región.

Destaca el potencial agrícola existente al norte de la región esequiba, así como su potencial acuicultor, sin mencionar su valor ecoturístico, por constituir territorios poco explorados con una exuberante naturaleza, que bien podrían coadyuvar el desarrollo sustentable del país.

Igualmente conocido es su potencial petrolífero y gasífero, bien conocido por la nación guyanesa.

Frente a todos estos atributos naturales y geopolíticos, el gobierno de Venezuela debe sincerar su posición en torno a la reclamación de los derechos históricos en el Esequibo, informando abiertamente a todos los venezolanos cuál es su posición frente al litigio, y si cedió o no este territorio a Guyana, una posición que podría ser tildada de traición a la patria.

El Esequibo parece de Guyana y no nuestro. Estamos a tiempo de defenderlo y no dejarlo perder. El Esequibo es y debe ser de Venezuela.

@DDiazMartin

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