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El chofer del autobús

Mi finado hermano gemelo Antonio, y el que esto escribe, en los años 70 del siglo XX, siempre hablábamos sobre los accidentes de tránsito de vehículos de transporte colectivo, y sus fatales consecuencias para los pobres pasajeros, sometidos al mando y decisión, de algún irresponsable chofer de autobús o camionetica, que violaba todas las normas de tránsito, y los conducía mansamente a un choque o volcamiento, con saldo de heridos y muertos. Nos asombraba que estando en absoluta minoría el chofer de marras, pudiera disponer de la vida y destino de 20, 30, o 50 pasajeros, que en vez de protestar masivamente, lo animaban con aplausos y gritos como el que apunto a continuación: ¡PÚYALO QUE VA EN BAJADA!

Era algo increíble de toda incredulidad (para nosotros). Recuerdo una vez que abordamos en Petare (08pm) un bus de la línea Petare–Los Teques, famosos por la velocidad que imprimían a sus unidades, y por la rapidez con que cumplían con su recorrido, en ambos sentidos.

El hombre tomó la autopista del este, y empezó a competir inmediatamente con todos los vehículos que circulaban, a toda velocidad, sorteando entre unos y otros, y dando terribles cornetazos, avances, y frenazos. Antonio y yo empezamos a protestar en voz alta contra el chofer, los usuarios de todas las edades y sexo, apoyaban a su comandante-chofer, y amo, nos mandaban a callar: ¡Esos «musiues», que se callen o se bajen! ¡Que alquilen un taxi, o se compren un carro! ¡Púyalo que va en bajada! Y así por el estilo: aplaudían, gritaban, silbaban, y nos ofendían por “extranjeros” (1) A la altura de Chacaíto, le pedimos al chofer–amo—y–comandante en jefe, que nos dejara, aminoró su velocidad, paró, y nos dejó; fuimos despedidos con una gran rechifla, aplausos, y silbidos por parte del rebaño de ovejas y de su amo—comandante–chofer. Un minuto antes de bajarnos les dimos de viva voz un pequeño discurso: “Ustedes son unos irresponsables, entregan sus vidas y destino a un chofer, más irresponsable todavía, que hace con ustedes, su familia, hijos, y futuro, lo que le da la gana. Por eso Pérez Jiménez mandó 10 años, y Juan Vicente Gómez 27 años: ¡ELLOS ERAN EL CHOFER-AMO-Y-COMANDANTE DEL AUTOBÚS Y DE SUS VIDAS!” (Rechifla más estruendosa aún: ¡Bájense, «musiues», perezjimenistas, gomecistas, etc, etc)!

Estaremos eternamente agradecidos a las mansas–obedientes–y suicidas ovejitas, que aplaudían y animaban los desatinos de su amo—chofer—comandante en jefe– de sus vidas, su familia, y su futuro; agradecidos repito: ¡POR ESA GRAN LECCIÓN DE SOCIOLOGÍA POLÍTICA VENEZOLANA QUE NOS DIERON ESA NOCHE! Pues a partir de 1999 hasta la fecha, en Venezuela hemos tenido, y tenemos, la durísima experiencia vital de estar sometidos a un chofer—amo–comandante en jefe, de las vidas, haciendas, y futuro, de sus seguidores, y de los no seguidores también, y para colmo estamos hoy en manos de su heredero, nombrado a dedo, para las mismas funciones; quien pretende ser electo por seis años; a partir del 14 de abril del 2013, y más años, por efectos de la bendita y sacrosanta Ley que permite la reelección indefinida: ¡VADE RETRO SATANÁS!

NOTA (1): Siempre hemos tenido ese “problemita” discriminativo, desde nuestro nacimiento en El Callao, Bolivar, 1937. Por nuestros apellidos: Gruber/Figarelli, y el aspecto físico: blancos, pelo castaño, ojos verdes, etc; ello ha desatado, en diversas oportunidades de nuestras vidas, esas actitudes discriminatorias, muy lamentables. Recuerdo, que empezando el gobierno de Chávez, fue nombrado mi primo-hermano Hernán Gruber Odreman Gobernador de Caracas. Yo empecé a escribir en contra de las políticas gubernamentales, y las actitudes autoritarias–personalistas del chavismo; los chavistas me escribían (por e-mail) tratándome de “musiú”, y pidiendo que me fuera, para Alemania (por el Gruber), o Italia/Córcega/Francia (por el Figarelli).

Yo les contestaba: “Nací en Venezuela, de padre y madre venezolanos, en la misma Guayana–venezolana, y en la misma familia que mi primo—hermano, el Gobernador de Caracas, nombrado por Chávez; al parecer él sí es venezolano, pero yo no; es decir para ser venezolano ¡Hay que estar con Chávez!… A estas alturas de la Historia nacional, el que no esté con Chávez y/o Maduro es un: ¡APÁTRIDA! (Continuaremos)…

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