Cuba-EEUU: corrigiendo graves errores históricos
Estimo que este paso histórico hacia la normalización de relaciones entre EUA y Cuba es sumamente positivo no sólo para los dos países involucrados, sino también para las Américas y para Venezuela.
Con esta decisión se corrigen graves errores históricos. Si EUA hubiera adoptado una actitud liberal hacia la revolución cubana en sus primeras etapas, en lugar de actitudes hostiles que culminaron en la repudiable invasión a Bahía de Cochinos y otros intentos de intervención armada que sólo cesaron a raíz de la crisis de los cohetes en 1992, probablemente el régimen cubano no habría llevado su radicalismo izquierdista hasta los extremos neo-estalinistas a que lo llevó, ni se hubiera integrado 100 por ciento en el bloque comunista, ni hubiera adoptado su nefasta y condenable política de intervencionismo de ultraizquierda contra países democráticos y progresistas como la Venezuela de aquel entonces.
Por otra parte, la política de aislamiento diplomático y de embargo económico que EUA adoptó contra Cuba y mantuvo durante medio siglo ha sido contraproducente. No logró ni aislar a Cuba de la comunidad mundial, ni tampoco causarle un colapso económico. Más bien les sirvió a los dictadores comunistas de Cuba para defender y fortalecer su posición ante su propio pueblo, y para ganar simpatías internacionales incluso en la izquierda democrática, haciéndose perdonar sus conocidas violaciones de los derechos humanos.
En los años posteriores a la caída de la URSS que mantenía a Cuba, el régimen de la isla se ha visto forzado, por la necesidad económica (que en última instancia determina la conducta de las naciones), y por el ejemplo de otros países de gobierno comunista, así como por las influencias de la Iglesia Católica y de las corrientes humanistas y democráticas del universo, a adoptar medidas de liberalización económica y social, aunque por lo pronto se negaba a una democratización política. Pero la historia de otros países demuestra que una mayor libertad económica, a lo largo de años, también impulsa el otorgamiento de mayores libertades políticas.
El régimen autocrático chavista de Venezuela demoró durante tres lustros una liberalización de Cuba, pues inspiró nuevos bríos y nueva intransigencia al bando más dogmático y represivo dentro del oficialismo cubano. Las tendencias neo-estalinistas de La Habana y de Caracas se apoyaron recíprocamente. Pero esto ha cambiando radicalmente en estos últimos tiempos, por dos factores y circunstancias:
-La aparatosa caída del poder, del prestigio y de las esperanzas de sobrevivencia del régimen que preside Nicolás Maduro, por su incompetencia y sus abusos, así como por la caída de los precios del petróleo y la consiguiente incapacidad venezolana de seguir manteniendo la economía cubana.
-La visionaria y progresista política del presidente Obama, quien no ha dejado de trabajar a favor de una normalización con Cuba (con el apoyo de magnates financieros transnacionales que ansían tener pleno ingreso al mercado cubano), respondida con gestos encomiables por el gobierno de La Habana.
Pronosticamos que la normalización entre Cuba, EUA y el “establishment” capitalista será benéfico para el pueblo cubano no sólo en términos económicos, sino también de eventuales reformas políticas democratizantes.
El gran perdedor en esta normalización EUA-Cuba es el chavismo radical en Venezuela. El lenguaje ideológico de Raúl Castro y de Nicolás Maduro ya desentona de forma tan flagrante, que este último se encontrará bajo añadida presión para resignarse a un rápido y efectivo cambio en Venezuela a través una auténtica y completa Negociación Nacional (asistida de buenos oficios internacionales, sobre todo vaticanos) para restablecer en este país el Estado de Derecho ,a vigencia de los derechos humanos, y una economía mixta que dé amplia cabida y garantías al sector privado nacional y extranjero.
