Cuando la dictadura se disfraza
Hay dictaduras que se disfrazan y cubren con hojas de parra la desnudez de su falsa legalidad. En Venezuela, el actual gobierno disimula una operación de tierra arrasada que ha venido activando contra la Asamblea Nacional (AN) y la Constitución Nacional (CN). Para ello, cuenta con un sistema de justicia que, a nivel de su cúpula, vive un momento miserable.
Una nueva burla se acaba de inventar para el entierro del Estado de Derecho. El señor Maduro, que se catapultó a la presidencia de la república montado en el trampolín del fraude electoral, ha decretado un estado de excepción y un nuevo estado de emergencia económica porque el anterior, activado y prorrogado irregularmente sin la aprobación de la AN, ya se había vencido y estaba imposibilitado de prorrogarlo. Como el artículo 338 de la CN no prohíbe expresamente que en un mismo año se decreten estados de excepción sucesivos, uno tras otro, Maduro, transitando la ruta de una dictadura sin control, ha resuelto gobernar el país por decretos. He aquí sus palabras: “Decreto hoy, viernes 13 de mayo, un Estado de Excepción y de Emergencia Económica…que nos permita durante este mes de mayo, junio, julio, y toda la extensión que vamos a hacer constitucionalmente durante el año 2016 y seguramente el año 2017, recuperar la capacidad productiva del país…y, sobre todo, para preparar, denunciar, neutralizar y derrotar la agresión externa extranjera que se ha iniciado contra nuestro país”. Esto último por una infortunada declaración del ex-presidente colombiano Álvaro Uribe, quien está en la oposición y no es jefe de las fuerzas armadas en la nación vecina.
Es fácil predecir lo que va a pasar. El Estado de Excepción y de Emergencia Económica requiere ser aprobado por la AN y un pronunciamiento de la Sala Constitucional del TSJ sobre su constitucionalidad, como expresa e inequívocamente lo ordena el artículo 339 de la CN. Como no es con un decreto sino con un cambio de modelo y políticas como se soluciona la crisis económica, y como es una fantasía la invasión externa, es obvio que la AN no aprobará el o los Decretos que le presentará quien actualmente funge de presidente de la república, pero es también seguro que la Sala Constitucional del TSJ, que es una especie de sala de sesiones espiritistas donde se dictan sentencias retorcidas impuestas desde Miraflores, dirá nuevamente que el o los Decretos de marras tendrán validez y vigencia.
Con la dictadura de Pérez Jiménez, estuviéramos en la cárcel o en el destierro, sabíamos a qué atenernos. Como no incurrió en el cinismo de cubrirse con ropajes democráticos, poco le importaba que se le tomara como lo que era: un dictador. Pero estos tramposos que ahora nos gobiernan se tapan la cara y blanden en sus manos una Constitución que a diario pasan por las armas.
Carlos Canache Mata