Crisis, transición y coraje
Las soluciones conocidas resultan caducas ante las complejidades que vivimos. Militarizar los comercios para controlar el desabastecimiento, la ansiedad y la incertidumbre tiene su contraparte, nuestras calles y los ciudadanos quedamos desprotegidos y el resultado de ello son 130 fallecidos en la morgue de Bello Monte en los primeros quince días del año que se inicia. Cuando se impone la coacción y se dispone el uso de la fuerza se piensa mas en liderazgos que buscan mantenerse en el poder que de soluciones y menos de autoridad responsable de la ciudadania.
Cuando un “papagayo” tiene la fuerza para ser el símbolo de una vivencia real y colectiva tanto así, que desestabiliza al poderoso, aflora una profunda distancia entre la realidad y la capacidad de escuchar las voces de los gobernados.
El Colegiado Episcopal de la Iglesia Católica en documento reflexivo y con el coraje de la responsabilidad pastoral delinea la crisis profunda de una sociedad que exige cambios éticos y morales en todos los estamentos de la vida individual y colectiva. Ya no son tiempos de reformas, sino de total renovación social. Además de la creciente indiferencia ante los derechos a la vida y a la dignidad, es el desprecio a cualquier propuesta que implique el encuentro, reencuentro y participación de la diversidad del país lo que en buenas palabras esta evidenciando el agotamiento de un proceso totalitario y dictatorial, implantado con premeditación, alevosia y ventaja.
Las crisis requieren el coraje de reconocerlas y plantear un horizonte en donde se acepte que las diferencias existen, que ellas dividen y hay que ceder por ambas partes para encontrar un espacio común. Ramón Piñango incluye en ello “tragar lo impensable” con el compromiso de llegar a puerto confiable. La pérdida de credibilidad y desconfianza en todos los ambitos de la vida política del país mueve a la renovación de encuentros. Por lo tanto es imperativa a la libertad de todos los presos politicos y el manejo del gran vacío de la responsabilidad de Estado en la seguridad personal, de salud y alimentaria hoy a la deriva y con serias violaciones a los derechos fundamentales de la vida.
Transición implica diálogo sí, pero transparente, creíble y comprometido. Ejemplo de ello es el cumplimiento del acuerdo Cuba-Estados Unidos con la liberación de los 53 presos, sin estridencias y sin muchas explicaciones.
Transición en donde la ideas y la acción recojan el aprendizaje del “pecado”, palabra fuerte pero cierta, de este largo periplo de division y enfrentamiento.
Ante cualquier caída lo mas importante es levantarse y recomenzar. Para ello estamos iniciando un nuevo año.
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