Economía

Arabia Saudita Líder en Petróleo

El Reino de Arabia Saudita, Arabia Saudí o simplemente Arabia Saudita, es un país de la Península Arábica. Limita con Irak, Jordania, Kuwait, Omán, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Yemen.

El país es una monarquía que, pese a los esfuerzos realizados para modernizarla, todavía se mantiene como un sistema feudal en el que la dinastía de los Al-Saud gobierna concentrando toda la autoridad. Su origen etimológico esta compuesto por la casa de Saud (la más poderosa tras la unificación de 1932) y la palabra Arabia que hace referencia a noble en la lengua semítica.

Aún cuando Arabia Saudita hace esfuerzos para diversificar su economía, todavía ésta se basa en el petróleo. La caída de los precios ha afectado sensiblemente la economía Saudita. Se estima que por cada dólar que disminuya el precio del petróleo el país deja de percibir 2,5 millardos de dólares. El petróleo fue descubierto en 1938, y la producción comenzó bajo la entonces Arabian American Oil Company, ARAMCO, que estaba controlada por estadounidenses y que fue nacionalizada en la década de 1970 y actualmente es una gigante petrolera estatal.

Arabia Saudí tiene una economía basada en el petróleo y el gobierno mantiene un fuerte control sobre las principales actividades económicas del país, posee 261,5 millardos de barriles de reservas probadas. Es el líder mundial en producción y exportación de petróleo, y con mayor capacidad de refinación. Aún cuando posee aproximadamente 77 pozos de petróleo, el 50% de sus reservas se encuentran en 8 pozos, incluyendo el grawar (el mayor del mundo) con una producción de 4.6 millones de barriles diarios de 34°api.

Su participación en el mercado americano se ha visto competida por Venezuela y Canadá. Asia importa el 60% del petróleo Saudita incluyendo también productos refinados. La unión europea ocupa el segundo lugar para el petróleo Saudita. El avance del petróleo desde 10 dólares a fines de la década de 1990 a 130 dólares, en parte debido a la creciente demanda china, ha provocado un vuelco en la fortuna económica del reino y un retorno a los grandes gastos que caracterizaron a las décadas de 1970 y 1980. Pero también ha colocado a los gobernantes sauditas bajo mayor escrutinio en un país donde alrededor de dos tercios de la población de 17 millones tiene menos de 30 años, está más educado y es más consciente de lo que sucede en el extranjero.

Arabia Saudita está gastando más de 90.000 millones de dólares en proyectos de energía locales y en el exterior. Está expandiendo la capacidad de crudo a 12,5 millones de barriles por día (bpd) desde alrededor de 11,3 millones. La producción de gas es considerada base fundamental para el crecimiento de la industria petroquímica, generación de electricidad y establecimiento de industrias. Adicionalmente, el uso doméstico del gas natural liberaría una parte importante del crudo para exportar.

Arabia Saudita está bajo una presión enorme para aumentar su producción, en un momento en que el mundo pasa apuros para abastecer una sed energética cada vez mayor. Según la Agencia Internacional de Energía, esta demanda global de 87 millones de barriles al día podría alcanzar los 115 millones para 2030. En un contexto en el que parece que la producción está estancada o de capa caída en México, Venezuela, Rusia y el Mar del Norte, todas las miradas se posan sobre Arabia Saudita para llenar ese vacío.

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