Bolívar acuartelado
Nada más apropiado para un estado militarizado como lo es Aragua, donde nació el proceso revolucionario castro-comunista que padecemos, y ahora acogiéndose al bolivarianismo (en moneda e ideología), que invocar el discurso del sacerdote poeta-orador-político-ensayista Carlos Borge, capellán de Ejército de la dictadura de Juan Vicente Gómez:
«Bolívar está aquí como en su propio campamento, en medio de sus soldados, y como en el corazón de Venezuela».
Lo pronunció en Maracay el 19 de diciembre 1930, en la inauguración de la plaza entonces más grande de Sudamérica, la Bolívar (320 metros de largo por 106 de ancho), en la conmemoración del mes centenario de la muerte de El Libertador. Estaba entre los cuarteles Sucre, Bolívar y Páez (Plaza y Cuarteles declarados Patrimonios Históricos Nacionales, que se suman a otros monumentos arquitectónicos del área en deterioro como el Hotel Jardín, antigua Gobernación).
Con la plaza diseñada por Carlos Raúl Villanueva, Gómez «tuvo la sublime inspiración de que esa estatua se levantase como un símbolo de fortaleza incontrastable sobre la formidable trípode que le forman esos tres folansterios, esos tres magníficos cuarteles de las tres armas, que aseguran la paz de la República y el anonadamiento de sus desgraciados enemigos».
Y por eso hoy el autoritario régimen miliciano dispuso convertirla en cuartel cerrándola con cercas alfajor, hasta el 24 de julio del 2014. Frente al Monumento está el Teatro la Opera, que de patrimonio cultural pasó a emblema de corrupción. Pareciera sentenciada a ruina, tal como la histórica casona de La Trinidad (Marqués de Casa León), muestra a la indolencia. Desde hace tiempo tienen también cercada la Plaza Bicentenaria.