Salud y Bienestar

El extraño mundo del Asperger

Fuera de clases, David se vuelve un espectáculo para los demás niños del colegio. Si alguno se le acerca y le pregunta ¿qué es la Tierra? Él, con la mirada fija en el piso, responde que la Tierra “es el quinto planeta más grande del sistema solar, que se desplaza en trayectoria elíptica alrededor del sol a una distancia de 156 millones de kilómetros, y que su masa es 81 veces mayor que la de la luna…”, hasta que llega la maestra, lo interrumpe y les pide a los otros que lo dejen tranquilo.

¿Qué hace de este escolar una especie de “rareza” en el salón de cuarto grado donde sus compañeros vacilan para contestar con acierto a una pregunta trivial?

“Hacemos un esfuerzo por no aislarlo de la realidad, y por eso no está en un colegio especial para su condición”, expresa Lesbia de García, la mamá de este pequeño de 9 años, quien tiene síndrome de asperger y que a la salida de clase lo señalan como el “cerebrito”.

Aunque diferente al autismo tradicional, el síndrome de asperger es un trastorno mental y del comportamiento que forma parte de la gama de los trastornos generalizados del desarrollo.

“Lo primero en destacar es que esta particular condición no es propiamente autismo”, corrige Magaly Sierra, psicóloga e instructora de un centro en Caracas para niños especiales. Para ella, en los aspergerianos no hay evidencia de retraso cognitivo. “Al contrario, muestran, por lo general, capacidad intelectual superior a la normal, pero son niños extremadamente sensibles, torpes para valerse de sí mismos y con problemas para socializar con otros de su edad”.

Para dejarlo claro, Sierra observa dos características inconfundibles del autista: las alteraciones son muy evidentes en los tres primeros años de su vida y exhiben retraso en el lenguaje. En cambio, aunque suelen también aislarse, los niños con asperger desarrollan un vocabulario y conocimiento sorprendentes que les hacen pasar como “muy inteligentes”, pero ocultan limitaciones y torpeza de movimientos, muchas veces mayor que el autista.

Biblioteca ambulante

El primer rasgo del aspergeriano es que presenta buena memoria de repetición, sobre todo de aquello que más le motiva, como el campo científico, datos históricos y precisiones estadísticas de algún deporte o actividad en la que se muestre interesado. Su capacidad para almacenar información lo convierte en una biblioteca ambulante, pero con gran dificultad en otro ámbito de la vida ordinaria, como amarrar las trenzas de los zapatos u orientarse para regresar a su casa.

“Como todo niño con trastorno de desarrollo, comparten sus ventajas con sus dificultades, por lo que hay que enseñarlos a identificar situaciones habituales de la vida cotidiana”, explica la psicóloga Sierra al hacer énfasis que cada niño con asperger es diferente.

“Cada uno posee un mundo especial, difícil de descifrar, lo que ocasiona angustia tanto en los padres como en los maestros, al punto de creer que están frente a un niño con trastornos esquizofrénicos”.

Claves para conocerlo mejor

  • No disfruta normalmente del contacto social. Se relaciona mejor con adultos que con los niños de su misma edad.
  • Tiene problemas al jugar con otros niños. No entiende las reglas implícitas del juego. Quiere imponer sus propias reglas, y ganar siempre.
  • Le cuesta identificar sus sentimientos y de los demás. Presenta más rabietas de lo normal. Llora con facilidad, por todo.
  • Tiene dificultades para entender las intenciones de los demás. Es ingenuo. No tiene malicia. Es sincero.
  • No suele mirar a los ojos cuando habla. Se cree en todo aquello que se le dice, y no entiende las ironías.
  • Siente dificultad de entender el contexto amplio de un problema. Le cuesta entender una pregunta compleja y tarda en responder.
  • A menudo no comprende una crítica o un castigo, así como no entiende el por qué debe portarse con distintas formas, según una situación social.
  • Tiene una memoria excepcional para recordar datos y fechas.
  • Tiene especial interés por las matemáticas y las ciencias en general.
  • Aprende a leer solo a una edad temprana.
  • Cuando algún tema en particular le fascina, ocupa la mayor parte de su tiempo libre en pensar, hablar o escribir sobre el asunto, sin importarse con la opinión de los demás.
  • Repite compulsivamente ciertas acciones o pensamientos para sentirse seguro.
  • Le gusta la rutina. No tolera los cambios imprevistos. Tiene rituales elaborados que deben ser cumplidos.
  • Posee una pobre coordinación motriz.
  • Corre a un ritmo extraño, y no tiene destreza para atrapar una pelota.
  • Le cuesta vestirse, abrocharse los botones o hacer un lazo con los cordones.
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