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Luis Vicente León: «No hay unidad perfecta»

El presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, afirma que la relación de Nicolás Maduro con el sector militar es inversa a la de su antecesor. El también profesor universitario asegura que el chavismo se ha debilitado con la crisis, la ausencia del líder y sin sustitución carismática, por lo que le parece natural que busquen aprovechar la oportunidad que le entrega el tema de las sanciones para explotarlo de manera intensa e inmediata.

Una de las preguntas frecuentes de la gente es por qué el gobierno no asume un cambio en su política económica, que no comprometa su marca ideológica ¿Hasta qué punto Maduro es prisionero de los radicalismos que cohabitan en el PSUV?

Es importante resaltar que desde el inicio de su gobierno Maduro adoptó algunas decisiones estratégicas que parecían indicar que estaba convencido de la necesidad de acometer algunos ajustes económicos racionales, con respecto a la última etapa del gobierno de Chávez, dominado por el primitivismo del modelo económico liderado por Giordani. La designación de Merentes como ministro de Finanzas y luego Vicepresidente fue el primer paso.

La entrevista que este funcionario dio a José Vicente Rangel anunciando los ajustes cambiarios, la devaluación, la necesidad de negociación con el sector privado y hasta el incremento del precio de la gasolina indicaba que el Presidente estaba ya alineado con esa estrategia. El cambio de Merentes por Ramírez no significaba un cambio en el cluster de poder económico en términos ideológicos. Ramírez mantiene una propuesta de ajuste económico incluso más abierto y la expresa públicamente frente a los inversionistas en Londres y anuncia su visita a Wall Street (un hecho que no se concreta por temas operativos), y finalmente las exposiciones de Marcos Torres primero en Brasil, en el ámbito de las reuniones del Banco Mundial; y luego en su conferencia promovida por el Bank of América más recientemente, indican que Maduro estaba en la línea del ajuste. Quizás no moderno, pero si más permeable y racional que el finalmente adoptado. La razón de esa dicotomía entre lo anunciado y lo realizado primero nos indica que no parece ser un tema ideológico de Maduro sino más bien una limitación. No puedo afirmar a ciencia cierta qué lo explica, pero mi hipótesis es que, por un lado los costos políticos de las medidas son muy elevados para el nivel de popularidad (patrimonio político) que Maduro tiene y le tiene miedo a que sus acciones provoquen una reacción social que no pueda controlar, más aun provocando una división interna en el chavismo con sus propios radicales. Pero me inclinaría a decir que el factor más importante es que existen grupos muy poderosos que han tomado ventaja de las distorsiones y arbitraje que provoca el modelo de control extremo e intervencionismo del Estado, con lo cual se convierten en bloqueadores naturales de los cambios. Con Maduro en popularidad baja y alta dependencia, difícilmente puede romper sus vínculos con esos grupos de beneficiarios.

Maduro no es Chávez, por más que por un tiempo se haya esforzado en parecerse. Pero, ¿no encuentra en Maduro algunas cualidades personales que puedan ser valoradas por su entorno político? ­

Maduro tiene menos popularidad y carisma y su control interno es mucho menor que el de Chávez. Su relación con el sector militar es inversa a la de su antecesor. Ellos necesitaban a Chávez como Maduro los necesita a ellos. Y su manejo económico es aún más precario. Pero es importante indicar que Maduro sigue siendo el único líder del chavismo a nivel de encuestas, en términos de su reconocimiento y el deseo y preferencia de los chavistas. Por otra parte, aunque su acción de gobierno no parece demostrarlo, su capacidad de negociación como sindicalista, debe ser mayor que la de Chávez militar y esto abre unos espacios futuros mejores que en el pasado, aunque no se hayan visto aun en acción.

En pocas palabras, ¿cómo observa hoy a Nicolás Maduro como gobernante? ­

Maduro ha sido un presidente con debilidades relevantes en términos internos y externos y su desempeño ha sido muy malo en materia económica, lo que le ha obligado probablemente a radicalizarse en materia política. Su popularidad ha caído sustancialmente y es más débil que en cualquier momento de Chávez. Pero sigue teniendo control institucional, militar y de medios. Puede surfear aun las olas y su adversario no está organizado ni potente.

Del otro lado hay una oposición que puede sacarle réditos al fracaso gubernamental; pero surgen en su interior pequeñas escaramuzas que pondrían en peligro la llamada unidad perfecta ¿Esta aplicando la MUD la estrategia correcta para arrasar en las parlamentarias?

No hay unidad perfecta, ni puede haberla. Eso le obliga a la oposición a tener negociaciones inteligentes y abrir espacios electorales para resolver los temas más conflictivos. En este momento podríamos decir que pasa por un momento cumbre y peligroso y su imagen se deteriora, lo que hace imposible que capitalice el debilitamiento de su adversario, pero en el pasado ha tenido momentos difíciles como estos y sin embargo ha logrado salir unida a los procesos electorales. Hay que darle tiempo para evaluar.

Lea la entrevista completa en la versión impresa de TalCual.

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