Falleció el Profesor Julio Jiménez, un hombre de Fe y Alegría
“Si las raíces de nuestra acción se hunden profundamente en la fe y en el amor de Dios, seremos un activo Movimiento, alegre y creador. Podremos aspirar a ser un testimonio de verdadera cristiandad.”
Julio Enrique Jiménez Carrillo, siendo un funcionario con una trayectoria de 30 años en el Ministerio de Educación, Sociólogo y Magister en Planificación, con más de 50 años de edad en el año 1998, decidió que la Educación Universitaria de Fe y Alegría era un sueño por el que valía la pena dejar todo lo demás, y sin pensarlo mucho, así lo hizo, y se convirtió en un hacedor de Iujos, con un empuje increíble, junto al P. Orbegozo, entonces Director Nacional de Fe y Alegría, y como solía contar, sin un bolívar en el bolsillo, empezaron a hacer realidad uno de los sueños de Vélaz….la Universidad para los más pobres.
Julio fue descubriendo a Fe y Alegría en el día a día, y haciéndola suya, con su talante particular, que a veces asustaba, quizás muy al estilo de Vélaz, tenía tan claro el potencial de la Educación Popular en la transformación de nuestra sociedad, que no se permitía desmayar ante ningún tropiezo. Hasta sus últimos días estuvo decidiendo sobre la construcción de talleres, discutiendo con proveedores por un mejor precio, recogiendo de los pasillos hasta el mínimo sucio, o pasando la mano sobre los bancos para ver si se habían limpiado, viendo posibilidades para que nuestros muchachos no se fueran por falta de pasaje o por no tener con qué comer, insistiendo en que no podíamos permitir que la calle nos siguiera arrebatando la vida de nuestros jóvenes.
Julio no era una persona fácil, eso sí, sin duda alguna, en estos 16 años logró tatuarse el logo de Fe y Alegría en su corazón, y no sólo albergar a 3 niños, sino a los casi 10.000 Técnicos Superiores egresados de nuestros institutos. El Jesús Obrero que llevamos en nuestro nombre fue siempre su ejemplo y su guía.
Naciste en el 23 de Enero de Caracas, igual que Fe y Alegría, y definitivamente, hoy te vas dejando tu corazón en ese rincón de Catia donde creaste el primer IUJO. Hoy no hay más que agradecimiento en nuestros corazones por tu Vida. Gracias por haberte convertido en uno de los herederos de las grandes esperanzas de Vélaz, gracias porque nos permitiste robarte parte del tiempo que podrías haber dedicado a tu familia….Gracias porque nos enseñaste con tu vida, con cada gesto y con cada palabra, la Austeridad Espléndida con la que dirigiste este barco….Capitán, llegó el día en que es otro el barco que guiarás….quizás junto a Vélaz, estés recorriendo el río Masparro, aguas abajo, al encuentro de Papá Dios, de La Divina Pastora y La Chinita de Maracaibo a los que siempre invocabas.